lunes, 22 de septiembre de 2014

VALERIA

Estaba dolorida y cansada, apenas podía moverse, pero ya estaba fuera. Ya podía relajarse.
En seguida se la mostraron. No hizo nada. No podía llorar, ni reír, no podía moverse, estaba inmóvil, apenas podría haber hablado si lo hubiese intentado y no habría podido moverse si hubiese hecho algún movimiento. Estaba paralizada. La miraba fijamente.

Mientras la tenía dentro, no se lo había planteado, estaba ocupada con otras cosas: pensaba en el parto, en su habitación, en cuándo volvería a trabajar,... Pero no se había planteado como sería la primera vez que la viera.
Estaba totalmente en shock.

Ahora solo pensaba en cómo la cuidaría, en la sonrisa con la que la recibiría todas las mañanas, en cómo la miraría al dormirla en sus brazos, en cómo la vería crecer todos los días.

Él tambien estaba allí, aunque ahora solo pensaba en su hija, sabía que el también estaría con ella todos los dias.
Él la mimará, le dará de comer, le hará sonreir cuando llore, la bañará y la arropará entre las mantas cuando haga frío, ...
La acababan de poner en sus brazos, y sabía que la había reconocido, ahora se la veía cómoda, seguía llorando, pero ya no era de desesperación, solo lloraba para decir: "¡Ya estoy aquí!".

Era tan pequeña... Tan frágil...
La quería, y la querría siempre, aunque peleasen, aunque discutiesen, pasara lo que pasara, se necesitarían la una a la otra.

Pasarían los años y seguirían juntas. La vería jugar con sus amigas, la vería estudiar y hacer deberes, la vería en sus buenos momentos, en los malos, en los divertidos y los aburridos. La consolará cuando llore, la abrazará cuando lo necesite, la animará cuando tenga problemas, la respetará cuando se lo pida, ella sabe que lo hará.
Forman una maravillosa familia, se complementan entre ellos, se respetan, se quieren,...

Pronto se la llevaron, pero ella seguía contenta, a pesar del dolor, a pesar del sufrimiento, ella podía, facilmente, ser la persona más feliz del mundo.

♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥

Para Valeria.
Apenas te conocemos y ya te queremos todos.

jueves, 24 de julio de 2014

MICRORRELATO GANADOR DEL CONCURSO DEL IES BENLLIURE

 LA PRUEBA
 
Mi jefe tenía una nueva misión para mí por la que me iban a pagar mucho dinero. El problema era que la nueva tendría que ser mi compañera. Al ser aceptada hacía poco no sabía muy bien de qué iba todo esto y sería yo quien le enseñaría.
Teníamos que espiar a la mayor ladrona de bancos de la historia. Era mayor, pero siendo espía no puedes fiarte de nadie.
La seguimos durante horas, disimulando pasear, cambiándonos de vestuario, con pelucas, con gafas, juntas, separadas, ...                                                                                                                          
Tras ver que no hacía nada sospechoso llamamos al jefe, pero no lo cogió. Entonces vimos que la mujer se dirigía hacia nosotras y nos escondimos lo más rápido posible, pero ya nos había visto. Sus ojos se clavaron en nosotras y comprendí que mis días como espía acabarían pronto. Lo más sorprendente fue cuando dijo:
-Habéis superado la prueba.



martes, 8 de julio de 2014

ELLA Y ÉL: EL CUMPLE DE BILLY

Al terminar la primera clase, ella salía a su taquilla a por los libros de ciencias y lengua, las dos siguientes clases. Pasaba por la puerta justo cuando, al mismo tiempo, un chico con gorra y capucha pasaba por su lado y la empujaba hacia un lado golpeándose el hombro derecho contra el marco de la puerta.
Con el golpe y una mueca de dolor, gritó debilmente.
-Perdona - se precipitó el chico - ¿Estás bien? - la cogió por los hombros.
-Emm... Si, creo que estoy bien - dijo ella sonrrojándose.
Entonces pudo mirarlo bien. Era un chico joven, de piel blanca y pelo castaño claro, o eso le pareció ver, ya que la gorra tapaba la mayoría  de su pelo. Tenía los ojos marrones, o al menos eso le pareció a ella, porque la gorra le tapaba los ojos de la luz y no pudo verlos bien.
El también se quedó mirándola.
Entonces,  Annie se sonrrojó sin remedio y apartó la mirada.
-Lo siento mucho - al fin reaccionó - de verdad.
-No importa, tranquilo. No ha sido nada.
-Bien. Me alegro.
Intercambiaron un par de sonrisas más y cada uno siguió su camino.

                                                       *   *   *

Tras dos horas más de aburridas clases, pudieron salir al patio. Dos minutos antes, los pasillos se llenaban de una masa de alumnos que avanzaba en una misma dirección.
Annie, que avanzaba en dirección contraria entre la multitud, chocó contra alguien y salió disparada hacia el chico de la gorra. Este estaba apoyado en una de las taquillas cercanas a la suya un poco más hacia la derecha.
No la vio venir hasta que no la tuvo casi encima.
Ella cerró los ojos justo cuando chocaba contra él. Este la agarró para que no cayese al suelo y su gorra salió disparada hacia la derecha y después cayó al suelo.
Entonces Annie pudo levantar la mirada y verle la cara. Era él. El chico con el que había chocado antes. La gorra ya no estaba en su cabeza y pudo dejar su pelo a la vista. Per ella no miraba el pelo. Miraba los maravillosos ojos del chico. Eran de un color verde oscuro, casi grisaceo; eran mucho más bonitos de lo que le parecieron antes.
-Vaya... Hoy no paramos de chocarnos... - dijo el chico, y ella pareció despertar de pronto.
Se quedaron mirándose a los ojos, el uno del otro.
-Heeyy!! - exclamó un chico alto y rubio,interrumpiéndolos y haciéndolos despertar como si de un sueño se tratara - ¿Qué ha pasado, Peter? ¿Ya te has echado nueva novia?¿No estabas tan jodido por lo de la otra? - preguntó guiñándole el ojo a Annie.
-Eeeh... No, yo no... - se apresuró a decir ella.
-No somos pareja - respondió Peter por ella, Estaba muy serio. No parecía hacerle mucha gracia que le dijeran aquello -  solo somos amigos.
Amigos tampoco era la palabra, habían hablado dos veces en su vida, pero decir "no, es la primera vez que hablo con ella" tampoco habría sonado muy creíble.
-Bueno... - dijo el chico poco convencido - En cualquier caso, quería decirte que mi cumpleaños es este sábado y te quería invitar a ti y a tu amiguita a las seis a tomar un helado en La Heladería De Ben...Tiene que venir ella, acuérdate. - repitió señalándola.
-Vale, Billy... - respondió Peter, y de pronto pareció mucho más mayor de lo que era.
Cuando el llamado Billy se hubo marchado, Annie pudo darse cuenta de que seguían abrazados. Él, que había seguido con la mirada a Billy, también se dio cuenta y la miró un poco extrañado.
-Oh, perdona - se disculpó Annie separándose de él bruscamente.
-¿Querrás ir a lo de Billy? - le preguntó Peter dubitativo.
-Bueno... Puede que sea divertido... - preguntó con una media sonrisa traviesa.
-Menos mal, porque como no vaya con una chica no dejará que me siente en la misma mesa que él.
Entonces los dos se echaron a reír.
-Iré a recogerte a tu casa sobre las cinco y media ¿vale? - cambió de tema Peter - Te doy mi teléfono y me mandas la dirección por WhatsApp. Si me das un papel...
-Tengo una libreta en mi taquilla - le invitó.
Caminaron un par de metros y cuando Annie fue a abrir el candado se dio cuenta de que le temblaban las manos. Se preguntó por qué sería. Cuando sacó la libreta, arrancó un trozo y se lo dio a Peter que la observaba con curiosidad. También le dio un bolígrafo y este empezó a escribir apoyado en la taquilla de al lado.
Lo miró. El primer día le llamó la atención ese chico. No supo exactamente que pasó, ahora solo sabe que desde que pasó nada volvió a ser como antes. Era extraño. No sabía por qué pero no quería que acabase ese momento. No quería quedarse sola de nuevo. Había sido la primera persona con la que había tenido una conversación de dos frases y se habían entendido a la perfección.
-Ya está, toma - se lo ofreció y ella lo cogió con una sonrisa un poco forzada. Ella no miró el papel, se conformó con mirar los cálidos ojos del chico.
-Gracias - dijo sin parar de mirarlo. Cerró la taquilla de un golpe seco y se guardó el papelito en uno de los bolsillos del pantalón - Bueno, nos vemos el sábado, ¿no?
-Pero podremos vernos antes... ¿verdad? - preguntó Peter burlonamente.
Y con la más sincera de sus sonrisas, ella contestó:
-Claro.

domingo, 6 de julio de 2014

UN BOSQUE MÁGICO (||)

Y ahí estaba yo, delante de la boca del túnel. No sabía que hacer. ¿Y si no había salida?
Muchas preguntas acudieron a mi mente, pero solo una quedó grabada: ¿Que habrá al final?
Intenté ser sensata, pero las ganas y la curiosidad me hicieron ser imparcial. Antes de cometer el error de adentrarme en un túnel a oscuras, me hice una antorcha (con la que tardé más de cuarenta minutos en hacer aparecer la primera llama).
Así que sin pensármelo más, agarré mi cesta con fuerza y me adentré en él.
Ya estaba dentro. El sonido de miles de ramas crujiendo me hizo girarme a mirar por donde había venido. Esperaba ver el claro azul del cielo. Pero lo único que me dio tiempo a ver fue todas las ramas de los árboles moviéndose como serpientes uniéndose y entrelazándose y así formando una pared que me separaba del resto del mundo.
Entonces tuve tanto miedo que cuando me giré y empezé a caminar lentamente, sentí mis huesos atrofiados y las articulaciones oxidadas, como si llevase años sin moverme.
De pronto, un cántico de una voz femenina me sorprendió. Era una voz suave y dulce, como un susurro. No entendía lo que decía, hablaba en un extraño idioma inintelegible. Y sin que yo me lo esperase, una ráfaga de viento apagó mi antorcha. Me quedé paralizada. La voz aquella seguía cantando. Al ver que ya no me servía, tiré la antorcha al suelo. Continué caminando a tientas un par de minutos más, minutos que se me hicieron eternos.
Entonces, la voz se detuvo y dejó de cantar de golpe. Tras unos segundos, pude ver un punto de luz en la lejanía. Poco después eché a correr hacia él.
Me di cuenta de que el túnel se hacía cada vez más pequeño y tenía que avanzar más agachada. Estaba agotada y quería parar. Miré las ojas del suelo. Eran de color marrón y estaban secas. ¿Cómo era posible? Cuando entré en el túnel era pleno Agosto. Y ahora las ojas tenían el aspecto de ser de Octubre más o menos. La primera pregunta que me vino a la mente fue: ¿Cuánto tiempo llevo aquí dentro?
No es que me imaginase ser como Alicia de Alicia en el País de Las Maravillas, pero pensé que al otro lado del túnel tenía que haber algo mágico. Porque mi instinto de niña pequeña que cree en todo tipo de historias y leyendas me dijo que algo aguardaba, con paciencia, mi llegada.
Ya casi no cabía de pie y me puse a avanzar "como un perrito" como decía mi madre, pero, al cabo de un rato, las rodillas y las manos me escocían del roce contra las ojas secas del suelo y la tierra que había debajo.
Estaba cansada, me dolían las rodillas y solo veía un punto de luz. Me planteé volver atrás.
Pero luego recapacité. Si volvía todo el esfuerzo habría sido en vano. Y tendría que pasar por lo mismo otra vez.
Así que saqué fuerzas de donde no las tenía y empezé a reptar de nuevo.
No sé cuanto pasó hasta que pude volver a ponerme en pie. Pero ahora ya cabía sin necesidad de arrastrarme y eso era buena señal.
Además la salida ya estaba mucho más cerca ahora.

UN BOSQUE MÁGICO

Yo siempre supe de su existencia. Al principio no me lo creía y fuí a contarselo a todo el mundo. Después de varios intentos y de que todos me tomaran por loca, me di cuenta de que eso era algo entre ellos y yo, y que nadie más debia saberlo.
Todo empezó hace dos años:
Yo me levanté temprano como todas las mañanas; fu al pueblo y le compré a un anciano una mula que él ya no podía mantener.
Así que, para que mis padres se enorgullecieran de mi, fui a la parte trasera de mi casa y con unos cuantos pozales de agua que había recogido del pozo hacía unos cuantos días, empecé a lavarla. También la alimenté y le di un poco de cariño, porque mi madre decía que cuanto más se cuida a un animal mejor trabajo, o mejor alimento nos daría.
Así se me fue toda la mañana.
Comí unos trocitos de pan que mi madre había dejado encima de la mesa de la cocina antes de ir al mercado a vender un par de gallinas. Después de jugar un poquito con mi muñeca de trapo, decidí ir a por unas setas al bosque.
Cuentan las leyendas que cualquiera que se perdiera allí no encontraría la salida nunca, ya que los seres magníficos se lo impedirían por toda la eternidad. También dicen que cualquiera que viese a un hada quedaría cegado por su maravillosa belleza y podría llegar a la locura. O que quien tocara una escama de dragón tendría dinero para siempre.
Mi madre dice que me volveré loca si creo en ese tipo de cosas, pero no me importa.
A veces sueño con que me hago amiga de un hada, que vuelo a lomos de un dragón y que una sirena me enseña a nadar.
Me adentré poco a poco, comprobando que cada seta que metía en mi cesta no era venenosa. Y sin darme cuenta, aparecí ante un tunel hecho de hojas, troncos de árboles, raices que se elevaban y se entrelazaban entre ellas, etc.
Mi padre siempre decía que vivía en las nubes, que tenía que bajar a la tierra y centrarme en mi deber.
Es verdad que a mi siempre me ha gustado soñar y jugar a vivir grandes aventuras, sin darme  cuenta de que la gran aventura que esperaba ... Estaba a punto de comenzar.

martes, 1 de julio de 2014

LUNES (||)

Tras salir de casa de Tomy, nos dirijimos a mi casa.
Vamos por una callejuela, no muy grande. En esa calle hay unas cuantas casas, un bar solitario, una frutería y el taller de bicis de Nicholas.
Al pasar por delante entramos a saludar.
Es un establecimiento pequeño, lleno de piezas de bicis de distintos colores y formas por todas partes: en la mesa en las paredes, tiradas por el suelo,...
Manchado de grasa y sudoroso está Nicholas en medio de una operación a una de sus bicis.
-¿Qué hay?, Nicholas - dice Tomy alegre de ver de nuevo a su hermano.
-¡¿Qué pasa?, hermano! - exclama abriendo los brazos.
Entonces se le puede ver bien: es un hombre alto y delgado, lleva barba de unos cuantos dias y se ha recogido las rastas en una coleta detrás de la cabeza. Lleva una camisa blanca ancha y sucia, de manga larga, de manera que no se le ven sus musculosos brazos. Pero no solo es fuerte por fuera, sino también por dentro.
Tiene un corazón muy fuerte, pero al mismo tiempo muy dolorido.
-¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? - me pregunta a mi.
-Pues no se... Unas semanas. ¿Tanto me has echado de menos? - le digo siguiéndole el rollo.
Entonces me hace un gesto y yo me uno al abrazo y nos echamos todos a reir.
-¿Qué tal está mamá? - le pregunta a Tomy.
Cada vez que vamos a verle nos pregunta por su madre. Es muy duro ese tema para todos, incluso para él.
-Bien... Embarazada... -Responde Tomy con tímidez y descarado al mismo tiempo.
-¿Otra vez? - se extraña Nicholas -¿Cuántos lleva ya?
-Cinco chicos y tres chicas. Bueno, cuatro. Está embarazada de una nena - digo yo, entrometiéndome en la conversación.
Nicholas lleva dos años sin hablar con su madre. A ella parece que no le importa nada, pero Nicholas... Nicholas cogió una depresión muy fuerte el año pasado. Por suerte Charlotte, su novia, lo cuidó y no se alejó de él en los peores momentos además lo estuvo llevando al psicólogo y al final salió, con dificultad, pero lo hizo. También intentó que Sarah (madre) entrara en razón y se diera cuenta de que no lo estaba haciendo bien, pero ella se mantuvo en su posición y no quiso ver lo mal que estaba su hijo y parece que tampoco le gusta como es. Nicholas se culpa de que ya no le hable.
Además vive en casa de los padres de Charlotte, que lo acogieron con cariño y cuando hay mucho trabajo duerme en una habitación de la trastienda.
- ¡Buah! Y pensar que no la voy a conocer nunca... -dice para sí y volviendo al trabajo.
De pronto se hace un silencio muy incómodo.
-Bueno... Y...¿Qué tal está Charlotte?- pregunta Tomy para romper el hielo.
-Bien, trabajando. Está estudiando para psicóloga y ahora está de prácticas en uno de por aquí cerca. Estará de camino.
-Vaya, me alegro mucho -digo yo.
-De hecho... Si no me equivoco, es esa que viene por allí - dice entrecerrando los ojos para ver mejor. Hace mucho sol.
Los tres nos asomamos y... en efecto. Es ella. A lo lejos se ve a una chica rubia, con ropa muy moderna que lleva unas bolsas de la compra en las manos.
Nos saluda con la mano y se acerca rapidamente.
Al llegar deja las bolsas en la mesa y nos saluda a Tomy y a mí. Después corre a por Nicholas y salta a sus brazos. Este la coge en el aire y la levanta rn volandas para reunirse en un fuerte abrazo. Así juntitos, siento que me derrito por dentro de las ganas que tengo de poder hacer eso alguna vez. Tras unos segundos se separan y juntan los labios a modo de saludo. Después dice:
-Bueno, ¿nos vamos?
-Claro. Recojo esto y voy.
                                                      *   *   *  
Estamos en el ascensor. Odio los ascensores. Tengo claustrofobia, pero Tomy dice que para superarla tengo que hacerlo mil veces (yo siempre subo por las escaleras, aunque viva en un sexto piso).
Llegamos y lo primero que hace Tomy es dejar la mochila en el suelo, quitarse las zapatillas y tumbarse en el sofá.
Poco después la comida tailandesa está pedida y solo nos queda esperar a que la traigan.
-Oye, ¿conoces a Lauren? - me pregunta de repente Tomy.
-¿A Lauren?
Asiente con la cabeza.
-Claro. Está sentada a mi lado en clase de dibujo. ¿Por?
-No, por nada.
-¿Por nada? - digo con una sorisa malévola.
-¡Por nada!

sábado, 28 de junio de 2014

LUNES

Lunes, 27 Enero de 2015
Después de vestirme y arreglarme para iniciar un lunes cualquiera, empieza mi rutina de desayunar cereales con leche fría o alguna barrita energética. Como mi hermano se levanta una hora después, mi madre duerme hasta el mediodía (que es cuando empieza a trabajar) y mi padre madruga más que yo, me toca desayunar sola. Lo bueno es que mi querido amigo Willy me acompaña. Es mi hurón.
Me lo regaló el hijo mayor de los Szarrell, Nicholas Szarrell Moon. Tiene un taller de bicis. Me regaló una por mi cumpleaños del año pasado y este me regaló a Willy.
Tras salir de casa con la mochila a cuestas y empezar a caminar, suelo encontrarme con Tom, Tomy para los amigos (yo). Es uno de los hermanos de Nicholas.
Es mi mejor amigo. Es un chico de la misma estatura que yo, tiene el pelo moreno rizado y los ojos negros. Adora los comics y las pelis de ciencia-ficción. Odia las clases de gimnasia y las canciones de amor.
La verdad... Se parece bastante a mi.
-¡Hola Tomy! - saludo simpáticamente.
-¿Qué hay? - pregunta a modo de saludo.
Va con un libro abierto en las manos. Entonces pregunto:
-¿Qué llevas ahí?
-¿No te has enterado? Lo pusieron por el grupo de WatshApp. El profe de biología le dijo a Katya que probablemente habría examen el lunes -Me quedo con la misma cara - ¡hoy es lunes! - me grita para "despertarme".
-¡¿Qué?!
          
                                                      *   *   *
Resulta que después de hacerme chuletas en los brazos y en las manos, no había examen. En realidad era una broma para Tomy.
Los graciosos de los "guays" se dedican a gastar bromas pesadas de ese tipo a la gente "no guay".
Pobre Tomy, después de haber estudiado todo el fin de semana, no había examen.
                                                      *   *   *
Normalmente al salir del insti vamos Tomy y yo a mi casa a comer porque en su casa está toda su familia y en la mia no hay nadie.
Esta vez al salir de clase de biología (la última del día), Tomy ha ido corriendo al vestuario de chicos del gimnasio. Yo he corrido detrás de él.
Antes de entrar he comprobado que no había nadie alrededor ni dentro y he entrado.
Ahí dentro apesta a calcetines sucios y a sudor de chico.
Por lo que veo, se ha metido dentro de los baños.
-¿Tomy? - pregunto poniendo a prueba al silencioso de Tomy.
Siempre ha tenido un problema con lo del silencio. Desde que lo conozco es la persona más patosa con la que estado nunca, y eso que lo conozo mucho y desde hace mucho.
-¡Tomy! - grito irritada. Tras esperar unos segundos me doy cuenta de que no va a salir así por las buenas. Entonces me desespero - ¡Tom Szarrell Moon, más te vale salir antes de que yo misma entre a buscarte!
Entonces una de las puertas se abre despacio y entiendo que le ha fastidiado mucho lo del examen.
Dejo caer la mochila, suspiro y me acerco a él.
-Ven aquí - digo abrazándolo y apretujándolo entre mis brazos - la próxima vez que digan algo por el grupo pregunta a alguien que realmente lo sepa. ¿Vale? - no se le ve muy convencido así que tengo que hacer algo para que esté de buen humor - Mira, se que ahora estás mal, es normal. Pero piensa que cuando realmente haya un examen tu ya te lo sabrás y solo tendrás que repasarlo un par de veces y ellos se lo tendrán que estudiar todo por primera vez.
-Además seguro que ni saben que hay examen - dice con un poco más de ánimo.
Entonces yo me hecho a reír, recojo la mochila del suelo, le rodeo los hombros con el brazo y caminamos juntos hasta llegar al portal de su casa.
Siempre paramos allí porque tiene que recoger las llaves de su casa. Lo que pasa es que no se atreve a llevárselas al instituto porque le da miedo que alguien se las robe y pueda entrar a su casa.
Además dice que su madre lo tiene amenazado diciéndole que si las pierde o se las roban tendrá que pagar la nueva cerradura de la puerta y no tendrá nuevas llaves hasta los veinte.
Vive en una casa grande pero se hace pequeña al estar dentro. Esto pasa porque en ella viven sus padres, él y sus siete hermanos (Nicholas vive en la trastienda de su taller).
El primero es Nicholas, con veintiun años, después está Sarah, con dieciocho, dos años después nació Tom, ahora con dieciséis años, más tarde nacieron: Mike con trece, Anna con nueve, Mandy con seis, Alfred con tres y Charlie con uno. Además Sarah (madre), está embarazada de nuevo. (La llamamos así para diferenciarla de la hija. Esa manía que tiene algunos padres de repetir sus nombres con sus hijos me parece absurda).
Nicholas (padre), siempre se queja de que son demasiados y Sarah (madre) siempre dice que este será el último, pero desde que yo la conozco dice eso esté embarazada del que esté embarazada.
Cuando entramos en su casa están todos los pequeños allí revoloteando por toda la casa.
Nicholas (padre) está preparando la comida y Sarah (madre) les da de comer a Alfred y a Charlie. Está todo hecho un desastre, pero me gusta esa casa igualmente. Está desordenada pero siempre encuentran las cosas. La mia está tan ordenada que nunca encuentro nada.

sábado, 21 de junio de 2014

¿TÍPICO?

Yo soy la típica chica que prefiere quedarse en casa viendo una peli que salir con sus amigas al cine, la que no se molesta en maquillarse, a la que no le preocupa salir a la calle con el pelo de recién levantada, la que se viste con lo primero que encuentra, a la que le gustan las pelis de zombies antes que las de amor, la que prefiere ir con ropa interior de chico porque es más cómoda, la que ve estúpidas a las chicas que prefieren ir con tacones de veinte centímetros o con el sujetador por fuera del vestido antes que ir con unas deportivas y una bufanda, para variar. Soy la chica a la que le gusta jugar a la play más que ir de compras, la que no se pasa la vida comprobando las calorías que come, la que tiene más cosas en común con su hermano que con cualquier otra chica, la que tiene las paredes de su habitación personalizadas, la que entiende más de ciencia-ficción que el própio profesor de audiovisuales, la que ha visto StarWars más de cincuenta veces, a la que no le gustan las verduras,la que saca la lechuga de la hamburguesa, la no se haría vegetariana por nada del mundo, la que todavía no sabe a lo que se dedicará, la que tiene un hurón de mascota, a la que le da asco el algodón de azucar, la que solo va con ropa "sexy" por casa, la que lleva gorros de lana en verano y pantalón corto en invierno, la que tiene un mejor amigo con rastas, la que lleva pantalones "cagaos" en vez de vaqueros ajustados,  a la que le da igual lo que la gente opine de ella, la que se conforma con un cinco de media, la que se dedica a dibujar en todas las clases menos en la de dibujo, la que lleva gafas negras de pasta para leer, a la que le gusta juntar los comics y los emanems, la que personaliza su propia ropa, la que prefiere estar sola con su música que con sus colegas en la bolera,... En resumen... Que soy la chica que tú no nunca querrías...
Eso sí que es típico.

jueves, 19 de junio de 2014

ELLA Y ÉL

Ella es nueva en la universidad y no conoce a nadie. No es muy sociable pero cuando se la conoce, puede ser la mejor amiga del mundo.
Tiene el pelo largo y moreno. Casi siempre lo lleva suelto. No suele maquillarse, a no ser que sea un evento muy especial. Su ropa tampoco es muy estilosa, ni muy a la moda, ni nada. Sencillamente ella viste con lo que le queda mejor. Su ropa, su estilo.
Ella está estudiando psicología. Para ello consigue que su nota media sea de nueve.
Vive con su padre, su abuela y su hermano.
Su madre murió, inevitablemente, durante el parto de este último, hace once años.
Su padre es un hombre de negocios muy ocupado que a penas está en casa.
En cambio su abuela trata de suplir a su madre. Está pendiente de recoger a su hermano a la salida del colegio, les prepara la comida, les intenta explicar lo que no entienden de los deberes, etc.
Pero, a pesar de todo eso, ella sigue soñando.

Él es el típico chico que no sabe muy bien cuál es su sitio. En cambio tiene muchos amigos y la mitad de las chicas están coladas por él.
Su pelo es moreno, pero siempre lo esconde bajo la gorra. Siempre viste con diferentes sudaderas y luce un pendiente en forma de semicirculo aplastado en la oreja izquierda.
Su comportamiento no es muy bueno, pero tampoco se le puede llamar malo. Está estudiando ciencias porque es lo que mejor se le daba en el colegio. Su nota media es de siete. Él se conforma con ello.
Sus padres trabajan a todas horas, por eso, estubo ahorrando durante años y se ha mudado a vivir solo a un apartamento.

lunes, 16 de junio de 2014

JACK (||)

Estoy en mi habitación. Es blanca por todas partes, blancas las paredes, el techo, el suelo, las sábanas, las ventanas, las estanterías, la puerta... ¡TODO! Estoy sentado en la cama con las piernas cruzadas y lo evalúo todo con gran interés.
De pronto, unos golpecitos en la puerta me desconcentran. En seguida se abre y aparece mi psicóloga.
Al parecer, es la mujer que más entiende de "locos". Lo que no entiendo es por qué me trata a mí. ¡Yo no estoy loco!
Lo único que me pasa a mi es que tengo miedo.
-Buenos dias, Jack -dice entrando, haciendo pasar a su ayudante y cerrando la puerta con cuidado.
Es una mujer pequeña, rubia y con el pelo corto. Viste una falda beix que llega por debajo de las rodillas, también lleva una camisa blanca y una chaqueta gris. Además, en las manos sujeta un bolso del mismo estilo y unas carpetas y folios de informes de pacientes.
Detrás de ella viene una especie de aprendiz que anota todas las conversaciones. Este viste una bata blanca (¿¡Pero que le pasa a la gente con el blanco!?) y va con una libretita y un boli en el bolsillo.
-Hola -saludo yo, sin mucho entusiasmo.
-Bueno, vamos por donde lo dejamos la última vez... -me dice ya sentada en una silla que hay al lado de mi cama. El perrito faldero se sienta en otra un poco por detrás.
Busca algo en su carpeta con muchos apuntes y anotaciones.
-Bueno Jack, ya llevas aquí tres semanas y las clases empezarán la semana que viene. No debes quedarte atrasado - dice con una falsa sonrisa y creyendo que ha tenido gracia, para colmo, el otro sonríe como si se riese interiormente- Todos los días te levantarás a las nueve e irás a clase con la Srta. Florence.  Comerás a las doce y media y tendrás clase a las cuatro y media conmigo. Terminará a las ocho en punto- dice con aire sofisticado -tendrás libres los viernes y los fines de semana.
Yo asiento lentamente.
-Deberíamos comenzar. Dime Jack, ¿Qué te pareció aquel hombre antes de saber como era realmente?
Lo malo de la psicóloga es que te hace recordar los peores momentos de tu vida para superarlos. Yo lo que intento es olvidarlos y empezar de nuevo, pero ella dice que para olvidar hay que superar.
No contesto. No sé que decir. Si le digo que desconfiaba de él pensará que progreso adecuadamente (aunque no sea lo que realmente hacía), pero si le digo que me parecía un "buen tío" creerá que estoy majara o algo parecido.
Así que lo único que hago es encogerme de hombros y poner cara de poker.
-Jack, tienes que contestarme -me dice con tono suave y dulce - Necesito saber más cosas de ti y de tu pasado. Si no dices nada no podemos ayudarte.
-Tengo... que ir al baño -digo intentando parecer lo más creible posible.
Yo vivo en el segundo piso de la residencia y en el baño hay una ventana que da justo a los jardines, la zona que más me gusta de este lugar.
-Bien, te espero -suspira cruzando las piernas y apoyándose en el respaldo de la silla que había al lado de mi cama.
Me levanto por el otro lado de la cama, cruzo la habitación y entro en el baño. Cierro la puerta con pestillo y me acerco a la ventana. La abro con cuidado. Cojo el taburete y me subo a él. Me siento en la ventana con las piernas colgando. Me impulso y caigo sobre el tejado del porche que da a los jardines. Voy resbalando sobre las tejas lentamente, para no hacer ruido. Al final hay un canal por el que pasa el agua cuando llueve. Me agarro a él con las manos y dejo caer el resto del cuerpo.
Por suerte es casi la hora de la cena y ningún paciente está en el porche. Me dejo caer y aterrizo sobre el césped. Salgo corriendo a esconderme detrás de un arbusto muy alto para evitar miradas indiscretas.
Al llegar, respiro profundamente. Son ya las ocho y acaban de regar. El aire es fresco y se respira el aroma a jazmin y a rosas. El tacto también es maravilloso, se nota cada gotita de rocío en las diminutas hojas de los arbustos.
Se que no está bien lo que estoy haciendo, pero aún así, disfrutar esto es lo mejor que me ha pasado en la vida, aúnque sean menos de diez minutos. La verdad, ahora que lo pienso, la psicóloga no tardará en darse cuenta de que el baño está vacío, y ¿quien sabe lo que hará entonces? Llamará a los de seguridad, me buscará por todas partes,... ¡Y cuando me encuentre!... No quiero ni pensarlo: Me castigará sin postre durante un més, me pondrá rejas en todas las ventanas, me cambiará de habitación a una sin salidas... En cualquier caso... Cualquier castigo será horrible.

sábado, 31 de mayo de 2014

JACK (|)

Mi vida nunca ha sido como para ir alardeando. De hecho, no me gusta mi vida. Nunca me ha gustado:
Me llamo Jack. Nací el 18 de marzo de 2018. Mis padres nunca han sido, digamos, perfectos. Mi padre era un adicto a la bebida y mi madre nunca se ha atrevido a dejarlo o a denunciarle, ya sea por miedo, porque realmente lo quería... Nunca lo he sabido. El caso es que un dia mi padre nos abandonó a mi madre y a mí a nuestra suerte.
Dos años después de vivir en la calle, a mi madre la compró un hombre de negocios. Vivimos en su casa hasta hace tres semanas. Durante nuestra estancia allí, tenía la nariz rota, un ojo morado, heridas por todo el cuerpo, látigazos en la espalda...
Solía despertarme a media noche gritando, sudando y, temblando. No podía dormir. Soñaba con ese hombre todas las noches.
Uno de los vecinos que me veía salir corriendo por la mañanas y volver temblando lo entendió todo y lo denunció por maltrato infantil.
Ahora vivo en la residencia del hospital.
 Nada más llegar me hicieron muchas pruebas y me operaron. Al parecer, la última de sus patadas en el estómago me rompió el bazo.
El médico me dijo que ahora sería más propenso a las neumonías.
Hay una mujer que me intenta convencer de que ese horrible hombre ya está en la carcel y que no me puede encontrar, pero yo se que sí.
Me dice que puedo dormir tranquilo con la ventana abierta o sin taparme hasta el cuello con las sábanas, pero no estoy del todo seguro.
Un dia la escuché hablando con otro hombre de mí:
Decía que tenía estres postraumático y que, por eso no me gustan las puertas abiertas, los sonidos fuertes, la oscuridad,  el frío, la noche, dormir, los cuchillos y tenedores, tengo miedo a la mayoría de hombres que visten de negro, al fuego, etc. y que todos mis miedos reflejan algún dato de mi triste y horrible pasado.

jueves, 29 de mayo de 2014

SIN ADIÓS

Estaba sentada en una roca mientras comía algo de carne. Él se le acercó por detrás. Un pequeña rama crujió y ella se giró tensa y sobresaltada.
-Ah, eres tu. Me has asustado.
-Ya... Bueno... Lo siento.
-No, no pasa nada - dijo con sinceridad. Él se sintió tan mal, que tuvo ganas de vomitar.
Ella ahora confiaba en él y no le iba a gustar demasiado lo que le iba a decir.
-Bueno... ¿Te acuerdas de lo que me digiste ayer? ¿Lo de que podía volver?
Ella se puso seria de pronto y todo el color de la piel de la cara pareció huir de pronto.
-Si. Me acuerdo.
-Pues quería que supieses que ya lo he decidido.
Ella esperó un poco, pero como no prosiguió, decidió que lo haría ella.
-Bien. Pues dime, ¿qué has decidido?
-He decidido... que me voy.
Él no se había sentado en ningún momento. Ella no dijo nada. Sencillamente se limitó a mirarlo desde abajo y con la mirada  suplicarle que se quedara con ella. En cambió la cabeza le hizo decir y demostrar lo contrario. Su gesto de la cara se endureció y sus manos se apretaron en puños.
Sus ojos transmitían ese dolor y sufrimiento que estaba sintiendo y que ella misma sabía que no dejaría de sufrir nunca.
Se levantó y lo miró duramente.
-Si es esa tu decisión, te irás mañana al amanecer. Algún dragón llevará.
-Gracias.
-No me las des. Has sido tú quien ha tomado esa decisión.
-¿Y tú que vas a hacer cuando yo me marche? - preguntó temiéndose lo peor.
-Lo de siempre - le dijo sin temer su respuesta.
-Oye, no tienes que guardarme rencor, ¿vale? - dijo cuando le vio los ojos llorosos. La retuvo y la cogió por los brazos - No te preocupes, lo que yo siento por ti no ha cambiado y no va a cambiar nunca.
Se miraban a los ojos. Ella tuvo que apartar la mirada para que no viera las lágrimas correr por su rostro.
Él la abrazó con fuerza y ella se dejó abrazar. La verdad es que lo necesitaban los dos. Se necesitaban el uno al otro. Cuando se separaron ella recuperó la compostura, se secó las mejillas y se tranquilizó un poco.
-¿Mejor? - le preguntó.
Ella asintió.
-Espero... que te valla bien.
Le dio un pequeño y suave beso sobre la mejilla.
Después lo miró a los ojos y le dijo:
-Puede que algún dia volvamos a vernos.
Y entonces se fue corriendo. Avan no supo dónde.

Al dia siguiente él se marchó y ella no fue a despedirse.

jueves, 22 de mayo de 2014

RISTO, EL DRAGÓN ALBINO

-Bueno, ¿qué es lo primero que vamos a hacer hoy?- preguntó muy emocionado.
-Lo primero que vamos a hacer es ir a ver nacer a las pequeñas crías de Kira - contestó ella, divertida.
-¿Kira?
-Sí. Los dragones solo se reproducen una vez. Tienen entre cuatro y diez crías. Por eso son tan protectores con ellas. Sus huevos son muy valiosos - dijo muy seria.
-¿Por qué?
-Porque...Espera, ¿me acabas de preguntar por qué los huevos de dragón són tan valiosos? - dijo estupefacta - ¿No te sabes la historia?
-  ¿Debería?- dudó.
-¡Pués claro! - estalló ella - Es la historia por la que ahora vivimos aquí. Es muy importante.
- Entonces explícamela.
-Ahora no. Ya llegamos tarde por lo dormilón que eres, no me gustaría retrasarme más.
-¿Para ver un parto de un dragón? - preguntó en tono asqueado.
-No es un parto, no són mamíferos - dijo enfadándose cada vez más - Y ahora calla, tengo que llamar a Risto.
-¿A quién?
Entonces ella silvó de un extraño modo y, poco después apareció un enorme dragón blanco. Era precioso, per tenía un defecto.
-¿Por qué es tan raro? - preguntó él, extrañado.
-No es raro. Es albino.
-¿Hay dragones albinos? - dijo casi riéndose.
-Pues claro.
-¿Y no le afecta el sol ni a los ojos ni a la piel?
-La piel la protege las escamas.
-¿Y no está marginado?
-¡No! - se enfadó ella - ¿Por qué iba a estarlo?
-Bueno...  No sé... Porque la hermana de mi mejor amigo lo es y nunca sale de su habitación.
-¿Ves? Ahí está la prueba de lo tontos que sois los humanos - le reprochó. - Temeís a lo diferente y queréis controlarlo todo. Y lo que haceís con los humanos albinos es un delito, los usais para la brujería, os dan miedo que sean mejores que vosotros. Pero, ¿Sabes cuál es el problema? - supuso que no la sabría así que contestó ella - Que no son ni mejores ni peores que vosotros. Solo tienen un pequeño defecto. Y cuanto más importáncia le deis, más miedo os va dar y a esa persona, más la vais a hundir.
Hizo una pequeña pausa.
-En cambio, los dragones se protegen entre ellos. - Repuso - No le dan importancia a cosas tan insignificantes como el físico. Y esa es la diferencia entre humanos y dragones. Que los dragones són el doble o el triple de inteligentes que los humanos - suavizó un poco el tono y bajó la voz -  Por eso yo estoy aquí. Porque quiero ser como ellos.
-Eso... Eso no lo sabía...

martes, 20 de mayo de 2014

PALABRAS BONITAS

Tropezó y cayó sobre la tierra y la hierba. Se incorporó y se miró las heridas. Tenía un par de rasguños en las rodillas. No era nada, y lo sabía, pero se sintió tan mal que empezó a llorar.
Se levantó a duras penas y se acercó al vacío.
Se sentó en el suelo dejando colgar las piernas al vacío.
Soltó su pelo moreno que antes llevaba recogido. Ahora bailaba con el viento.
Pensó que a ella le gustaría ser como el pelo; poder bailar al ritmo del mundo, poder formar parte de él. Pero ella hacía lo contrario: seguía anclada al pasado y huía de todo tipo de cambios.
Y ahora él. Tenía que aparecer en su vida cuando menos falta le hacía. Siempre había pensado que necesitaba amigos. Pero ahora que ya se estaba acostumbrando a estar sola... Aparece él.
-No lo soporto - pensó - Ojalá no lo hubiese conocido nunca; así nunca tendría que tomar esta decisión.
Era complicado... o vivir con él para siempre o matarlo. Pensaba en ello desde que lo conoció. Siempre supo que debería haberse desecho de él nada más verlo. Pero, por alguna extraña razón no lo hizo.
Ya anochecía y era hora de cenar. No le hacía mucha ilusión tener que encontrarse con él pero no podría soportar la culpa de haberlo dejado solo la primera noche en las Islas Flotantes. Volvió por donde había venido muy lentamente. No quiso montar sobre ningún dragón porque la mayoría ya estaban dormidos, y despertarlos de su profundo sueño no los pondría de muy buen humor.
Cuando llegó al claro donde, antes, se había marchado, él estaba sentado en el suelo, justo donde lo había dejado horas antes.
- ¡Oh! Ya has vuelto... - le reprochó, pero sin mirarle a la cara - Llegué a pensar que te habías marchado y me habías dejado en estas islas del demonio... - dijo levantandose de un salto.
-Me voy a la cama, no tengo ganas de discutir - dijo, tajante, pasando por delante de él sin mirarle ni un momento.
-¿Y yo dónde duermo?
-Búscate la vida - le contestó muy enfadada - Mira, de momento, eres mi rehén. ¿Has visto alguna vez que alguien le ofrezca una buena cena a su prisionero? O una cama cómoda y suave? - dijo girándose hacia él -No, pues yo no voy a ser diferente.
Se giró y se metió en una cueva iluminada por antorchas. Supuso que era su guarida.
Tras unos minutos, una voz le sorprendió:
-Por cierto... He tomado una decisión: No te mataré. Te quedarás aquí conmigo y aprenderás todo lo que yo sé. Mañana empezarás tu aprendizaje. Procura descansar.
Y se fue, dejándolo solo en la oscuridad otra vez.
Sonrió para sí. Eran las primeras palabras bonitas que le dedicaba desde que la conoció.
Y sabía que no serían las últimas.

viernes, 9 de mayo de 2014

NOCHE DE ESTRELLAS

«Odio»
«Guerra»
«Desconfianza»
«Tristeza»
Se despertó sobresaltada. Había tenido una de esas frecuentes pesadillas que la atormenteban dia y noche.
Estaba en su habitación. Una cueva amplia con un par de muebles esculpidos en la roca por sus antepasados. La cama era igual, pero con muchas mantas, lo que hacía que fuese blandita y cómoda.
No se podía volver a dormir y decidió ir a ver las estrellas. Se puso un fina bata larga que la protegería del frío de la noche.
Fuera se encontró a Avan. No le hacía mucha gracia porque quería pensar en sus cosas y con él a su lado sería imposible pensar con claridad.
Así que decidió volver a entrar e intentar dormir de nuevo.
Ya se había dado la vuelta, cuando algo la retubo por el brazo.
Era él. A la luz de la luna, estaba más pálido de lo normal, casi enfermizo, y su pelo estaba resplandeciente. Estaban muy cerca y fijó su atención en sus pupilas dilatadas que la miraban fijamente.
-Emm... Hola-dijo ella suavemente.
-¿Qué te pasa?- preguntó él con curiosidad.
Y, otra vez, podía ver lo que le pasaba, con solo una mirada.
-¿Cómo lo haces?- le preguntó separándose de él y mirando las estrellas- ¿Cómo puedes saber que me pasa algo con solo mirarme?¿Cómo eres capaz de enamorarme tanto y a la vez enfadarme con tus tonterías?
Tras un momento de silencio dijo:
-Porque te quiero, sencillamente por eso.
Entonces Wean corrió a sus brazos. Se abrazaron apasionadamente.
-Yo también te quiero...- dijo a media voz, de manera que solo él lo pudo oír.
Tras varios minutos, a ella se le cerraban los ojos.
-Deberías dormir.
-No.
-Si.
-Me quiero quedar contigo.
Y él la cogió en brazos hasta su cama.
Cuando la hubo dejado y arropado estaba preciosa, con los ojos cerrados. Parecía más vulnerable ahor.
-No me dejes- protestó sin abrir los ojos.
Él no contestó, pero poco después notó unos cálidos brazos que la abrazaban por detrás. Apoyó la cabeza en su pecho y le cogió la mano con fuerza.
-No me dejes ir nunca- dijo él, temiendo la respuesta.
-No te preocupes, no iba a hacerlo- dijo ella, irónica.
Sonrieron los dos, y poco después se sumieron en un profundo sueño.

CONEXIÓN

Se había quedado dormido mientras jugaba con algunas de las crías de dragón. Se despertó dos horas después y no sabía dónde estaba Wean. Se acordó de que se había ido a darse un baño. No la quiso molestar. Llamó a su dragona favorita, Sally, y lo llevó hasta una de Las Islas Flotantes que no había estado nunca. No era muy grande, pero tenía un espeso bosque. Se adentró en él.
Tras unas horas de caminar sin rumbo exacto, encontró una cascada que caía hasta un pequeño lago.
En la orilla había una toalla. Un poco más allá estaba... ¿Wean? Si. Era ella, sin duda.
Quiso hacerle una pequeña broma.
Se escondió en la espesura mientras ella se quedaba con una fina camiseta y un pantalón muy corto.
Él tambíen se quedó en ropa interior. Esperó hasta que ella se metió poco a poco en el agua. Entonces, cuando metió la cabeza y empezó a desplazarse bajo el agua, él se metió rapidamente para ponerse justo delante de ella. Al salir a respirar vio delante de ella a Avan con su típico gesto burlón. Ella se quedó sin habla. Abrió mucho los ojos y la boca.
Le alegraba que estuviese allí, pero también quería un momento para ella. Se sentía confusa, no podía controlar sus propios sentimientos.
-¿Qué haces aquí?- preguntó casi gritando.
El puso un dedo sobre sus labios.
- Shhh... No grites.
Ella calló al instante.
Entonces se miraron a los ojos y vieron, el uno en el otro, lo mucho que se querían.
Y, antes de que Avan se diese cuenta, de la boca de Wean salió una fuente de agua que salió disparada hacia su cara. Ella empezó a reirse y nadó bien lejos de él.
-¿A que no me coges?- le preguntó en tono burlón.
-¿Qué te hace pensar que no?- dijo sonriente.
Y se impulsó hacia ella, para atraparla.
Se pasaron el resto de la tarde salpicándose, persiguiéndose, abrazándose, haciéndose cosquillas el uno al otro, nadando juntos,...
Tras perseguirse por todo el lago, Avan la acorraló entre la orilla y él mismo. Pero ella no se daba por vencida. Salió del agua y se dejó coger por él cuándo iba tras ella.
Tropezaron el uno con el otro y acabaron tumbados entre las flores.
Estaba atardeciendo y el cielo estaba repleto de dragones que volvían con sus crías para protegerla de la oscura noche que se avecinaba.
Todavía riendo, ella dijo con cariño:
-No me arrepiento de no haberte matado en el momento en que te vi.
Hubo un breve silencio.
-Y yo no me arrepiento de no haber salido corriendo- le contestó por fin.
Se miraron con dulzura. No podían seguir diciendo que no a sus propios sentimientos.
Estaba muy claro lo que iba a pasar, pero ninguno de los dos quiso pararlo.
Poco después, se estaban besando.
Y entonces se liberaron. Liberaron sus sentimientos y pensamientos. Ella puso una mano en su nuca y la otra en la espalda. Él la cogió por la cintura y la abrazó fuerte pero con cuidado.
Al volver a casa, estaban más unidos que nunca. Ellos no lo sabían, pero, de un modo u otro, lo sentían. Sentían la conexión que ese beso había creado entre ellos.

martes, 6 de mayo de 2014

EN LA ORILLA DE UN LAGO

Desde niño, le habían contado miles de leyendas. Pero él no llegaba a creerselas nunca. Siempre le había parecido una tontería inventar cosas, sabiendo que nunca existirían.
Pero un dia, su vida cambió para siempre.
Era un dia de sol, un dia perfecto para ir a cazar un par de conejos al bosque. Dos horas después de haber salido de casa, ya tenía tres conejos y dos ardillas. Era bueno con el arco, había que reconocerlo.
Mientras descansaba en la orilla de un lago, escuchó algo, un extraño aleteo. Miró hacia todas paretes, pero no vio nada, hasta ese mismo instante. Vio por encima de su cabeza un dragón. Un dragón escamado de color azul como la noche. Era enorme con dos grandes alas con toques de color blanco. Tenía una larga cola de su mismo color.
De prontó se dio cuenta de que pensaba beber agua, se le veía cansado.
Y sintió una ganas enormes de esconderse. Corrió detrás de una gran roca. Se escondió y observó, estaba muy impresionado con la criatura que acababa de posarse en tierra e hizo que temblara todo el terreno.
De pronto divisó algo que no había visto. Algo que volaba a lomos del dragón. Una figura. Una sombra. Parecía humana pero llevaba una gran capa negra y no se le veía la cara.
Se dio cuenta de que el animal sangraba en una de las alas.
 La figura quiso curarla, pero, de pronto, dos hombres grandes y pesados se le acercaron con dos mazas cada uno, una en cada mano.
La sombra estaba indefensa, o eso le parecía a él, que no se había movido en ningún momento. El dragón agitó la cola, intentando llegar a uno de los hombres, pero este lo esquivó con un simple movimiento. El otro se encaraba a la persona oculta agitando las dos mazas, mientras el otro se le acercaba sigilosamente por detrás. El de las dos mazas le quitó la capucha bruscamente. Y apareció una joven. Parecía muy guapa. El espectador, en un intento suicida de salvarla, lanzó una flecha al hombre de detrás. Le dio de pleno en el pecho. Entonces la joven, aprovechando el movimiento de distracción, lo empujó hacia atrás y el dragón lo adentró en sus fauces de un solo mordisco.
Entonces pudo fijarse más en la chica. Por un momento se olvidó de respirar.

viernes, 2 de mayo de 2014

LA CIVILIZACIÓN RHIDU

Los Rhidu són una de las pocas regiones que se aliaron a los dragones. Pero, de eso hace más de dos mil años. Los Rhidu acostumbran a vivir en cuevas grandes, altas y amplias. Estas extrañas civilizaciones son adoradores de la Madre Naturaleza, y amigos de todos los seres vivos. Pero de uno en especial. El dragón. La mejor compañía del Rhidu era un dragón. A los quince años se adquiría un dragón.
Un dragón es de gran ayuda, pues todas las tareas de los Rhidu se basan en ir a sitios lejanos a comerciar o a recolectar. En esta situación hay que tener un transporte.
A Alia eso de los dragones le resulta realmente inecesario. No le gustan esas criaturas impredecibles.
Por suerte, la llegada de un viajero, va a cambiarle su visión de estas criaturas.

jueves, 17 de abril de 2014

MIENTRAS ESPERO

Estoy dentro de alguien. Alguien que, algún dia, será mi mamá. Y no está sola, con ella está papá, mis iaios, mis primos, mis tíos y mis amigos, incluso un perrito muy grande!
Lo sé porque los he oído hablar (y ladrar).
He oído, millones de veces a mi mamá hablando con otras personas, con mi papá, con mis iaios... La oigo hablar a todas horas del festival, quejándose (sobre todo de la matrona), llorando, riendo, enfadada, cansada,... También oigo mucho a mi papá, que está fuera, esperándome con impaciencia.
No sé demasiado, porque no he visto nunca nada, ni a nadie. Pero escucho y siento.
Siento a mi mamá que me acaricia aunque no me toque, y yo me acerco donde sus manos tocan su barriga, para sentirla cerca de mí. Siento a mi papá que también me acaricia desde fuera y me hace cosquillas. Siento como mi mami, a pesar de lo que los médicos le dicen, salta y baila con sus alumnas.
Es muy aburrido estar aquí dentro. Yo quiero salir a ver mundo, a conocer a mi familia.
Quiero que mi mami me enseñe a bailar y que mi papi me haga sus trucos de magia, que me vistan y que me limpien. Quiero jugar en el agua de la bañera o que me enseñen a nadar, quiero jugar con el perrito y quiero que, cuando ya tenga mi habitación pero tenga miedo, poder ir a su habitación y dormir entre los dos, que me abracen y me protejan.


miércoles, 16 de abril de 2014

EMILY

Estar ausente, no es estar en las nubes, como suele decirse. Es algo mucho más fuerte. Es dejar de estar aquí, es perderse en un mundo que, quizá, no exista, es olvidarse de todo lo que te rodea.
Eso, al menos, Emily lo tiene muy claro. Ella siempre está ausente. Y no habla. Nunca. Ahora lo ve completamente inecesario. Claro, antes no lo veia de esa manera. Antes hablaba. Y mucho.
Desde la pérdida de parte de su memoria y su familia ( a causa de un accidente de tráfico)  decidió dejar de hablar.
Ahora vive en la residencia del hospital, como psicópata y la vigilan a todas horas.
Siempre va con su bata blanca y unos calcetines de lana rojos, que le vienen grandes. El pelo negro, y desigual le cae por los hombros. Está muy pálida y tiene grandes y oscuras hojeras bajo los ojos, negros como el carbón.
Tiene un psicólogo que la visita frecuentemente. Él le habla y le pregunta, a ver si tiene ganas de contestarle. Pero nunca lo consigue.
No suele hacer caso a nada de lo que le piden los de la residencia. Come cuando quiere, duerme cuando quiere, se levanta cuando quiere y siempre lo hace todo para su propio beneficio, no se siente culpable cuando le tira un vaso de agua helada a alguien sin querer, ni se molesta en pedir disculpas
Normalmente se despierta sobre las diez y media. No desayuna. Se va a dar un paseo por los jardines ( una recomendación del psicólogo), luego va al comedor para ver que hay. Si tiene hambre, coje lo que más le gusta, se lo lleva a la habitación, y se lo come allí mirando por la ventana que da a la calle.
Después se dedica a vagear por todo el hospital, hasta que los recepcionistas cierran y llaman a uno de los de la residencia y la acompaña hasta su habitación la arropa y le da las buenas noches y después se va.
Y ella se queda sola tumbada boca arriba en la habitación blanca, a oscuras, mirando el techo.
Así puede pasar horas, hasta que el sueño le vence, le cierra los ojos y duerme. Y sueña. Sueña con su vida de antes; con todos y cada una de las facciones de su padre, su madre y sus hermanos.
Cuando de pronto, recuerda algo. Una simple imagen borrosa podría salvarla de su horrible depresión.
No todos a los que queria estaban en ese coche.

martes, 1 de abril de 2014

EL CALLEJÓN: SILENCIO

Al llegar, todos estaban allí.
Samu, fumando en la ventana, Ciara y Sarah, sus amigas, charlaban, Froome y Ali, tonteando detrás de la barra, Dallas y Darius, jugando con la música y bailando ridiculamente, otras personas, que prácticamente no conocía, y, al fondo, Vicky y Zac, su mejor amigo. Vicky, era la novia de Zac, la persona que más odiaba de toda la pandilla. Samuel la aceptó hace más de seis meses, y Zac salía con ella desde hacía un año. Zac se la presentó, pensando que le caería bien. No fue así. Siempre vestía de colores llamativos y con lentejuelas, tenía el pelo castaño y largo y todo caía liso por su espalda. Era perfecta. O al menos todos la veían así.
En cuanto entraron, Pamela fue a unirse con Dallas, que le gustaba desde hacía tiempo.
-¡Ellie!- gritó Ciara desde la otra punta del local.
Era un sitio muy desastrado. En realidad, era un antiguo restaurante que se abandonó por las ratas que, al parecer, estaban por todas partes. Ahora, estaba todo hecho un desastre, la cocina estaba llena de comida pasada y los baños embozados, la barra del bar estaba hasta arriba de vasos y botellas de cerveza, coca-cola y fanta. Las paredes necesitaban una mano de pintura y a los suelos no les vendría mal un encerado.
-¿Que pasa chicas?- pregunta Ellie en tono amigable.
-Bien, nada nuevo... supongo- dice Sarah, una chica rubia que llevaba un moño improvisado en lo alto de la cabeza.
entonces, un chico de unos diecisiete años, pero que aparentaba unos veinticinco como minimo, tira el cigarrillo que tenía en la mano, se pone de pie y dice:
-Reunión de pandilla. Hoy quiero hablar de cosas importantes.
Y entoces todos guardaron silecio.

martes, 25 de marzo de 2014

UNA GRUTA MÁGICA

Yo tendría unos veinte años en aquella época. Al morir mis padres en aquel asalto, donde solo yo fui superviviente, tuve que mudarme a la casa de mi hermano mayor, Roger y su esposa, Mariam, quienes esperaban un bebé.
Aquel día, me levanté, como de costumbre, antes del amanecer, me puse las botas de piel y el abrigo de la lana que Roger y yo esquilamos la semana anterior. Salí de la casa, tan pequeña y camuflada entre los árboles como siempre, cogí las llaves del establo y me dirigí hacia él acompañado por Luco, Sami y Doris, los tres perros pastores de Roger, pero al no tener tanto tiempo para ellos, me acompañaban a mi cuando salía a cazar o a pastar las ovejas.
Doris era una perra muy alegre y siempre estaba contenta; era de color vainilla, un sabor que echaba mucho de menos. Mi madre siempre compraba perfume de ese. Ese en el que apenas había dos gotitas y había que guardarlo para perfumarse en las ocasiones más importantes. Sami era un perro de caza, corría muy rápido y saltaba muy alto, era de tamaño medio y le gustaba bañarse en el rio. Luco, en cambio, era un perro pequeño, peludo y blanco.
Llegué al establo y saqué a todas las ovejas. Sami y yo las condujimos según la ruta de siempre: seguir el rio hasta la parte menos profunda, cruzamos y volvemos por el otro lado.
 Aquella vez, había algo raro en el ambiente: las ovejas estaban nerviosas, no comían tranquilas y los perros no paraban de ladrar a la nada. Yo estaba cada vez más nervioso. Los intentaba calmar acariciándolos en el lomo y en la cabeza y les decía cosas bonitas, intentando que no se me notase demasiado la inquietud.
Seguíamos el rio sin para ni un momento como solíamos hacer. De pronto, todos los animales se pararon de golpe. se giraron hacia un gran árbol. La verdad es que yo no recordaba haberlo visto nunca allí. El tronco era realmente grande y grueso y las raíces salían de debajo de la tierra y se enredaban entre ellas. En seguida me acerqué a él para descubrir qu era mucho más grande de lo que parecía desde allí. Estaba seguro de que ni cien personas podrían rodearlo.  Me subí a una gran raíz y entre esa y otra, descubrí un agujero. Estaba seguro de que lo que asustaba tanto a mis animales provenía de allí. De manera que salté y me adentré en aquel enorme árbol.

martes, 25 de febrero de 2014

MONTAÑAS EN LLAMAS (||)

Se le iluminaron los ojos. Y entonces fue cuando lloró de felicidad. Rió y lloró todo lo que pudo hasta que el dragón se agarró a la montaña verticalrmente desprendiendo algunas pequeñas rocas. Las alas  le agitaron el enmarañado cabello. Fred la empujó suavemente y ella cedió. Subió de un salto al dragón y Fred la siguió. El animal echó a volar hacia lo más alto del cielo.  Ahora se veía todo con claridad, cinco montañas ardiendo, ¡cinco!Tardó unos minutos en recuperar el aliento.
-¡Oh! Menos mal que ha venido. ¿Qué habríamos hecho si no hubiese llegado a tiempo?- dijo sin poder creérselo ni ella.
Él hizo caso omiso de ella.
Se mantuvieron volando durante largas horas. Fred disfrutaba de las vistas en el tronco del dragón, y un poco por delante las alas se agitaban arriba y abajo. Ella, en cambio, dormía tumbada boca abajo en el cuello del dragón que se agitaba a cada aleteo.
Despertó poco después, cuando el dragón aterrizó en una llanura verde. Bajaron y fueron a buscar algún lugar donde pasar la noche, ya que el dragón se negaba a volver a volar.
-Vamos a buscar algún refugio. Está a punto de anochecer.- dijo Anne firme.
Él sencillamente asintió y la siguió campo a través.
Cuando encontraron una gran cueva al pie de una montaña, hicieron una hoguera y cenaron un conejo que había cazado Fred. Doppelgänger, en cambio, apoyó so cabeza en  la cola y se tapó con las alas.
Anne lo miraba con cariño, advirtió Fred.
-¿Cómo le conociste?
-¿A quién? ¿A Doppelgänger?
Él asintió.
-Bueno esa... es una historia muy larga...

MONTAÑAS EN LLAMAS

El fuego les perseguía a gran velocidad. Estaban acorralados.
-¡Anne! ¡Tenemos que irnos!- gritó tras caer cerca de ellos un árbol envuelto en llamas. 
-¿Por dónde?- le contestó.
-¡Tu dragón!- se le acurrió.
-¡No, es demasiado peligroso!
-¿Y que prefieres? ¿Morir aquí?- se exasperó él.
Entonces sin pensarlo ni un momento, silvó de una extraña manera. Sonaba como un chillido pero muy agudo. No acurrió nada. Volvió a repetirlo. Nada.
El humo les impedia respirar, no veian nada por la arboleda y Anne se excitaba más a cada segundo que pasaba sin ver a el que podría ser su salvador.
Ya había perdido toda esperanza de que apareciese. Siguieron un sendero que les llevaría a la cima de una de las montañas ardientes. Cuando subieron arriba del todo, el humo se había aclarado y ya se podía ver mejor. Las vistas no habían mejorado mucho, una gran sierra llena de animales y seres mágicos siendo engullidos por el fuego.
Estaban sucios y las ropas las llevaban hechas jirones. Sin darse cuenta había empezado a llorar. Llorar por la desesperación de no poder hacer nada para salvar ese bosque, por no saber dónde podría estar Doppelgänger, por no poder salvar a su amigo, ni poder salvarse a sí misma. Intentó de nuevo dar con su dragón. Una, dos, tres veces.¿Dónde podía estar?
De pronto, una sombra alada entró en la poca visión que tenía. Doppelgänger. Era él. Lo supo por sus doradas alas y un chillido de felicidad, lo cual desvelaba que llevaba un rato buscándolos.

lunes, 24 de febrero de 2014

EL CALLEJÓN

Nada más levantarse puso música en toda la casa, desayunó unos cereales caducados, y se fue a la ducha. En la casa olía a humedad, las paredes eran de un color verde enmohecido y los muebles estaban desgastados. El agua siempre estaba fría pero ya se había acostumbrado y no le molestaba.
Al acabar se puso ropa interior negra y se secó y peinó el largo pelo negro. Se hizo una oscura raya por debajo y encima de los ojos y se puso rimel en las pestañas. Se vistió con un pantalón corto azul claro y una camiseta de tirantes de la bandera de Estados Unidos y debajo un top negro.
Bajó por las sucias y estrechas escaleras que daban a un gran portal. Al salir los rayos del sol iluminaron su rostro.
Eran ya casi las once y media y había quedado con su pandilla en El Callejón.
Mientras caminaba hacia allí se encontró con Pamela, una chica de su edad de color de piel como el ébano que vestía un top morado y unos vaqueros ajustados.
-Ei! ¿Qué pasa tía? ¿Vas a El Callejón? Yo también. He oído que hay reunión. Ya verás en que lío nos ha metido ese cabrón de  Samuel... -dijo Pamela mientras masticaba chicle.
-Si tía, tienes razón ese es más capullo... No se por qué lo elegimos jefe de grupo... Seguramente querrá que le limpiemos el coche o...-le dijo ella mientras asentía con la cabeza.
-O puede que vaya a pedirte que volvaís- le interrumpió.
-No- dijo poniéndose seria-. Ya se que no le sentó bien que le dejara pero no pienso volver a pasar por lo que pasé... Además... Eso ya es agua pasada.

domingo, 16 de febrero de 2014

UNA NOCHE SIN PESADILLAS

Estaba cansada. Odiaba estar cansada. Se sentía debil y pensaba que, si en ese mismo instante le atacaban por la espalda, no tendría fuerzas para defenderse. Se levantó cuidadosamente y se dirigió al lago. La luna se reflejaba en el agua y el viento agitaba la arboleda. Se sentó en el borde. El lodo estaba frio pero no le importó.
-¿Tampoco puedes dormir?- la sobresaltó Kyle apoyado en un árbol cercano de donde estaba ella.
-No- le contestó.
Tras su discusión del otro dia su relación de confianza se había helado de nuevo.
-Oye- dijo Kyle separándose del árbol y acercándose a ella-,¿ que te pasa ahora?Estas cada vez màs rara. ¿Es por mi? ¿Te he hecho algo?
-No, es que... Este sitio me trae muy malos recuerdos, y... - dijo, sintiéndose algo avergonzada por no poder contarle toda la verdad.
-No, no es eso ¿verdad? Siempre te escondes en eso. Has creado un muro que te proteje del mundo, un mundo que lo único
que trata es de ayudarte. Y no te atreves a vivir, solo te acurrucas en tus recuerdos y sufres en silencio. Y yo, yo estoy aquí. No se si te has dado cuenta, pero estoy aquí avanzando hacia ti y cada paso que avanzo tu te alejas mil. Así ¿cóma quieres que te ayude? Entiendo tu situación, entiendo que tengas miedo. Pero no se como es posible que no te des cuenta. Estoy aquí, esperándote. Y tu tienes miedo. Pero... ¿A qué estas esperándo? Vive. Yo te puedo ayudar.
-Pero... Tú no lo entiendes...
-Si, claro que te entiendo- dijo arrodillándose junto a ella- estoy aquí. Puedes confiar en mi.
Y entonces lo soltó. Soltó todo lo que tenía, sus pensamientos, sus sonrisas más sinceras y sus lágrimas. Todas y cada una de sus lágrimas que le contaban todo su pasado, su sufrimiento, sus pesadillas, sus secretos. Él la escuchaba atentamente.
- ¿Te da miedo dormir?
Ella asintió.
-¿Quieres dormir conmigo?- le preguntó ruborizándose levemente.
Ella asintió de nuevo.
Caminaron en silencio hasta llegar al campamento donde dormían el resto del equipo. Su tumbaron el uno frente al otro. El la rodeó con sus brazos y ella se dejó llevar y dejó caer la cabeza en su pecho qur subía y bajaba regularmente.
No hablaron, pero los dos disfrutaron lo que no se podía disfrutar con palabras.

sábado, 8 de febrero de 2014

LA ERA DE LOS SUEÑOS

Anne es una joven de 17 años, que vive con su madre, su padre y su hermana Elsa de 9 años en Esmeralda, no la ciudad Esmeralda donde habita el Mago de Oz, sino la ciudad que se sitúa en la frontera de Noruega.
-Vale. ¿Dónde nos quedamos?- preguntó acomodándose junto a su hermana. La cama era muy estrecha para las dos.
-Por lo de que vas por las noches a un mundo raro y no sé qué...
-¡Ah! Si, es verdad. Como ya sabes, voy cada noche a un mundo mágico llamado La era de los Sueños. Allí escalo por los árboles que hablan que me dan consejos. Y allí tengo un dragón de mascota. Se llama Doppelgänger y es enorme pero muy bueno. También estoy mucho con las sirenas y tritones, con las hadas y los duendes, con las ninfas y los gnomos, con los unicornios y los pegasos, con los minotauros y los centauros,... También subo al Olimpo de vez en cuando y saludo a Zeus, a Hera, a Hades, y a los que me encuentre por allí.
-¿ Y conoces a algún hada?-preguntó emocionada Elsa.
-Claro. Me invitan a cada fiesta que celebran, sea por lo que sea.
- Bueno pequeñas, a dormir- Les interrumpió su madre.
-¡Pero mamá!-gritó Elsa.
-Venga que ya es muy tarde.
- Buenas noches Anne- dijo la pequeña.
-Oye cariño, ¿por qué le dices todas esas cosas? Así tardará más en madurar... Y en cuanto se dé cuenta de que todo es mentira...
- Sí, vale. Buenas noches mamá.
Cerró la puerta suavemente. Abrió la ventana y se sentó en el borde dejando las piernas colgando hacia fuera. Una fuerte brisa la agitó y cayó a un tornado de aire, que arrastraba polvo y hojas de los árboles. De su espalda brotaron dos grandes alas y su pijama y sus zapatillas de ir por casa desaparecieron. Un bonito vestido azul cielo se fue cosiendo envolviendo el desnudo cuerpo de la joven. Ella se dejaba llevar sobre esa marea de viento que la arruyaba como tantas noches atrás. Tras perder el sentido en mitad del viaje, volvió en sí con un leve aleteo. Estaba tumbada sobre algo grande escamoso y que no paraba de moverse. Algo adormilada todavía, dijo en un susurro:
-Hola Doppelgänger.

Para mi hermana.

sábado, 1 de febrero de 2014

NUESTRA NOCHE

-¿Y ahora por qué la tomas conmigo?- preguntó con una mirada acuasadora.
-No la he tomado contigo, es solo que... - dijo separándose de ella.
-¿Qué que?
-Que tengo miedo.
-¿De qué?
-De mi mismo.
-¿Qué?- preguntó ella acercandóse, como queriendo protegerlo de algo invisible.
-Es que... me pasa algo muy raro... Con tigo, tu me provocas esto, esto que siento aquí- dijo señalándose el pecho.
-¿Yo?- dijo preocupada- ¿Yo te hago daño? Lo siento, no era mi intención, yo no sabía...
- No, no. No eres tú, es tu ausencia. Todo este tiempo que he estado separado de ti... No podía dormir, apenas comía, me sentía más perdido que nunca... creéme, nunca me ha pasado esto con nadie. He oído de hombres que se volvieron locos por esto, por la usencia de sus amadas. ¿Me estará pasando eso a mí?- Preguntó atropelladamente con un grito de desesperación ahogado en la garganta.
- No... No lo se... Creo que eso solo pasa con las sirenas de las leyendas, y... que yo sepa, no soy una de ellas...
-No, lo digo en serio...
- Mira- dijo poniéndose seria- no se que es lo que te pasa pero... Vamos a disfrutar del tiempo que tenemos ahora, juntos- le sonrío mientras le cogía de la mano- vamos, tengo sueño y dormir sola no es lo que más me apetece, ¿me acompañas?- dijo incorporándose y tirando de él para que se levantase con ella.
- Esta bien... - Dijo atrayéndola hacía sí para abrazarla entre sus cómodos brazos- Gracias.
-¿Por qué? Yo te debo lo mismo que me debes a mí- dijo con una mueca- Una noche entera junto a tí.
-Entonces... ¿A qué esperamos?

viernes, 31 de enero de 2014

LOS OJOS QUE TE OBSERVAN

Despertó de un horrible sueño con las primeras luces del alba. Estaba en la misma posición en que se había quedado dormida, las mismas lágrimas, el mismo barro, el mismo árbol  y la misma sensación de soledad. Se levantó despacio, como temiendo caer. Y entonces lo escuchó. Un ruido. Un ruido de hojas al moverse por la brisa del viento, pero no era la brisa lo que las movía. Era algo... o alguien.
Sacó un cuchillo afilado de la bota derecha y lo cogió por el frío mango. Se puso en posición de ataque contra el arbol para protegerse la espalda. Pudo reconocer la silueta de un hombre grande y musculoso que se movía despacio. Salió de detrás de un matorral, cuando ella se quedaba inmóvil. Si, era un hombre grande y fuerte con el pelo negro enmarañado, pero estaba herido en un brazo.
Se quedó mirándola con sus ojos azules fulminantes, casi inhumanos. Entonces un ruido de una veloz flecha aterrizó con total precisión en su espalda cuando cayó de rodillas al suelo.

-Huye... Rapido, no queda t-tiempo- consiguió decir con tanto esfuerzo, que pocos segundo después yacía muerto en el suelo.

Se quedó inmóbil, acababa de ver morir a un hombre. De pronto, una segunda sombra se unió. Sin apenas darse cuenta, estaba a su lado cuando decía:
-Una pena ¿verdad?- Era un chico joven, de pelo color miel que vestía como ella, con trozos de tela cosidos entre si, lo cual indicaba que no debía de tener demasiado dinero.
-¿Qué?- pudo decir con un hilillo de voz.
-Lo que pasa es que lo han pillado robando en una tiendecita. Y al parecer lo han capturado... -Dijo acercándos al hombre.

Lo inspeccionó con cuidado. Ella no se movió. Lo miraba con curiosidad, veía su pelo relucir a la luz del sol, sus ojos verdes y su piel morena. 
-Bueno, y... ¿tu quien eres?- Preguntó levantandose del suelo.
- Yo... Soy Clare... Y me he perdido... - dijo notando como se sonrrojaba levemente.
- Bueno, yo soy un chico qualquiera que vive en el bosque, que tiene una serpiente azul  gigante de mascota y que come todo lo que se encuentra. Si, soy un tipo horrible. Ya puedes ir a bucar al príncipe azul que te rescate.- Dijo con un simple gesto de indiferencia.
-Perdona, pero ¿no piensas ayudarme?¿Ni un poquito? Una indicación, una cama para pasar la noche, un poco de comida, ¿nada?-Preguntó ofendida.
-Nada. No me necesitas, te las has arreglado muy bien estos últimos dias.
-¿Como lo sabes?
-Te he estado observando.

domingo, 26 de enero de 2014

BOSQUE DE MEDIA NOCHE

Se estremeció. No había tenido muchos amigos pero nunca se había sentido tan sola. Se había perdido en un bosque de árboles frondosos que con sus hojas cubría hasta el trozo de cielo mas escondido. A penas veía sombras que se reían de ella a cada paso que daba. Tropezó. Calló sobre el suelo embarrado. Las lágrimas afloraron en sus ojos. Se sentía perdida, sola, únicamente quería sentarse y llorar. Llorar hasta que la última lágrima rodase por su mejilla hasta caer al vacío; pero sabía que no podía, no podía abandonar así. Tenía que seguir. No tenía mucho tiempo, eso lo sabía. Se levantó a duras penas. Tenía heridas y arañazos por brazos y piernas, iba con una capa verde musgo que le prtegía del fuerte viento. Su pelo negro se agitaba majestuosamente y sus manos sucias por la tierra se agarraban a ramas y troncos.
- Tengo que conseguirlo, solo necesito tiempo - pensó.
-"Pero no lo tienes"- dijo una vocecita en su cabeza. Sonaba suave y dulce pero al mismo tiempo amenazadora.
Estuvo a punto de caer con una de las raices del arbol al que se había agarrado con ambas manos. Se pegó a él con la ilusión de que le diese un poco de calor. Fue rechazada. Se arrodilló, se recogió hasta rodearse las piernas con los brazos.
Tardó unos minutos en conciliar el sueño. Cuando lo hizo se quedó así, con la cara sucia de barro y lágrimas entre las manos, con las piernas recojidas y tapadas por la capa y aterrada por las sombras que, aunque no veía, notaba su presencia. Así fue como se sumió en una pesadilla de terror.

Con la colaboración de Lucía Serra.

viernes, 24 de enero de 2014

TODO POR MURRAY

Hace cinco años el príncipe Ben fue en busca de un nuevo caballo que comprar. Era un joven muy apuesto, de pelo negro como el carbón y unos ojos verdes grandes y profundos. Era alto, delgado y fuerte y tenia la piel blanca y suave. Decidió entrar a preguntar a una panadería de por allí cerca.

- Hola, buenos días. Me gustaría saber donde hay un establo por aquí cerca… ¿Hola?- volvió a preguntar al ver que no había nadie.

-Oh! Disculpe, ya estoy aquí, ¿que desea?- Salió una mujer de la trastienda. Tenía que haber sido muy guapa en tiempos mejores, tenía cara cansada, caminaba fatigada y había bolsas bajo sus ojos. Era de pelo castaño recogido en un improvisado moño del que le caían dos greñas que le encuadraban el pálido rostro. Iba con un delantal manchado y unos zapatos de medio tacón desgastados.
Se quedó unos instantes mirándola.

-Hemm… Si, quería saber donde está el establo mas cercano desde aquí.- dijo con un poco de desespero.

-Bueno, si no te importa que te acompañe mi hija, ella se sabe muy bien el camino, ya que trabaja allí todas las mañanas…

-La verdad, me da igual, verá, tengo prisa y…

-¿Quien habla de mi?- le interrumpió una vocecita desde la trastienda.

Y salió. Una joven de pelo castaño y ojos grandes y grisáceos  le miraban desde la puertecita de madera.

-Valery, este es el príncipe, quiere que le acompañes al establo y le vendas un caballo.

-Claro, encantada.- dijo saliendo de detrás de la barra. Iba descalza con un vestido manchado de barro y pan.- Por aquí.

Fue saltando por todo el camino, las trenzas hechas a los lados de la cabeza le revoloteaban sin parar, lo cual al príncipe le pareció exasperante.

-¿Te importaría parar?-dijo levantado las manos hacia arriba para dar más sensación de desesperación.

-Perdona…-dijo ella poniéndose a su nivel- Es que no estoy acostumbrada a ir con gente de la realeza- estuvo a punto de hacer una exagerada reverencia que, a la gente de su rango, les habría hecho reír a carcajadas.
Cuando llegaron ella se puso detrás de la barra, se puso el sombrero de Bob, el dueño del local y puso voz grave cuando dijo:

-Buenos días, joven, ¿que desea hoy?
El príncipe se sintió ofendido. A él no le gustaban ese tipo de chistes.
-Quiero un caballo entrenado dispuesto a correr la distancia que haga falta. No debe tener ninguna lesión. Me lo llevare al Palacio donde será tratado de una manera especial.-Dijo con cierto aire de superioridad que a Valery le pareció insultante.

- Enseguida.- y se fue por unas puertas dobles verde sucio y descolorido por el tiempo.
Cuando volvía traía algo consigo. Un caballo. Un caballo blanco como la nieve.

-Este es Murray y tiene todas esas características que has dicho…

-Muy bien, gracias...
El príncipe ya se lo llevaba cuando ella se puso delante con los brazos hacia los lados.

-¿Donde vas principito? Puede que en tu palacio no, pero aquí se paga por lo que se compra ¿sabes?- le espetó.

-¿Pero… Como te atreves?-preguntó ofendido.
-Pues no se, pero lo que si se es que tienes que pagar si quieres el caballo.- dijo con toda seguridad-Estoy segura de que al dueño del caballo no le gustaría este comportamiento por tu pare, ¿verdad principito?

-Esta bien, ¿cuanto vale?

- Pues no se… Si vienes mañana Bob te lo dirá.-dijo pegando unos golpecitos de cariño al enorme caballo.

-¿Que? ¿Mañana? ¿Y me has hecho venir hasta aquí soportando tu horrible comportamiento para nada? Te he tenido que soportar durante todo el camino saltando y bailando, saludando a todo el mundo sin motivo y con esa manera tan estúpida de tararear. Solo eres una estúpida niña que no sabe nada de lo que es dirigirse al príncipe de esta ciudad.  - Se enfureció.

Ella se quedó pasmada, nadie la había gritado de esa manera.

- ¿A si? Pues tu solo eres un principito malcriado que no sabe ni andar solo por la calle, que no respeta a nadie y que te crees el rey del mundo. además, que sepas que me estoy conteniendo la bofetada que te mereces- Dijo sin contemplaciones- Ahora, si no vas a comprar ningún caballo, ya te puedes ir por donde has venido.


MONTAÑAS DE COLORES


Montañas de colores invaden mi mundo, donde leo, donde lloro, donde bailo. Donde descanso mi mente mientras vaga por mis montañas de colores soñando con no volver nunca donde las montañas solo son verdes, donde sola leo, donde a solas lloro y donde sin pareja bailo...