Se le iluminaron los ojos. Y entonces fue cuando lloró de felicidad. Rió y lloró todo lo que pudo hasta que el dragón se agarró a la montaña verticalrmente desprendiendo algunas pequeñas rocas. Las alas le agitaron el enmarañado cabello. Fred la empujó suavemente y ella cedió. Subió de un salto al dragón y Fred la siguió. El animal echó a volar hacia lo más alto del cielo. Ahora se veía todo con claridad, cinco montañas ardiendo, ¡cinco!Tardó unos minutos en recuperar el aliento.
-¡Oh! Menos mal que ha venido. ¿Qué habríamos hecho si no hubiese llegado a tiempo?- dijo sin poder creérselo ni ella.
Él hizo caso omiso de ella.
Se mantuvieron volando durante largas horas. Fred disfrutaba de las vistas en el tronco del dragón, y un poco por delante las alas se agitaban arriba y abajo. Ella, en cambio, dormía tumbada boca abajo en el cuello del dragón que se agitaba a cada aleteo.
Despertó poco después, cuando el dragón aterrizó en una llanura verde. Bajaron y fueron a buscar algún lugar donde pasar la noche, ya que el dragón se negaba a volver a volar.
-Vamos a buscar algún refugio. Está a punto de anochecer.- dijo Anne firme.
Él sencillamente asintió y la siguió campo a través.
Cuando encontraron una gran cueva al pie de una montaña, hicieron una hoguera y cenaron un conejo que había cazado Fred. Doppelgänger, en cambio, apoyó so cabeza en la cola y se tapó con las alas.
Anne lo miraba con cariño, advirtió Fred.
-¿Cómo le conociste?
-¿A quién? ¿A Doppelgänger?
Él asintió.
-Bueno esa... es una historia muy larga...
En esta ultima frase está encerrada toda la historia.
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