viernes, 31 de enero de 2014

LOS OJOS QUE TE OBSERVAN

Despertó de un horrible sueño con las primeras luces del alba. Estaba en la misma posición en que se había quedado dormida, las mismas lágrimas, el mismo barro, el mismo árbol  y la misma sensación de soledad. Se levantó despacio, como temiendo caer. Y entonces lo escuchó. Un ruido. Un ruido de hojas al moverse por la brisa del viento, pero no era la brisa lo que las movía. Era algo... o alguien.
Sacó un cuchillo afilado de la bota derecha y lo cogió por el frío mango. Se puso en posición de ataque contra el arbol para protegerse la espalda. Pudo reconocer la silueta de un hombre grande y musculoso que se movía despacio. Salió de detrás de un matorral, cuando ella se quedaba inmóvil. Si, era un hombre grande y fuerte con el pelo negro enmarañado, pero estaba herido en un brazo.
Se quedó mirándola con sus ojos azules fulminantes, casi inhumanos. Entonces un ruido de una veloz flecha aterrizó con total precisión en su espalda cuando cayó de rodillas al suelo.

-Huye... Rapido, no queda t-tiempo- consiguió decir con tanto esfuerzo, que pocos segundo después yacía muerto en el suelo.

Se quedó inmóbil, acababa de ver morir a un hombre. De pronto, una segunda sombra se unió. Sin apenas darse cuenta, estaba a su lado cuando decía:
-Una pena ¿verdad?- Era un chico joven, de pelo color miel que vestía como ella, con trozos de tela cosidos entre si, lo cual indicaba que no debía de tener demasiado dinero.
-¿Qué?- pudo decir con un hilillo de voz.
-Lo que pasa es que lo han pillado robando en una tiendecita. Y al parecer lo han capturado... -Dijo acercándos al hombre.

Lo inspeccionó con cuidado. Ella no se movió. Lo miraba con curiosidad, veía su pelo relucir a la luz del sol, sus ojos verdes y su piel morena. 
-Bueno, y... ¿tu quien eres?- Preguntó levantandose del suelo.
- Yo... Soy Clare... Y me he perdido... - dijo notando como se sonrrojaba levemente.
- Bueno, yo soy un chico qualquiera que vive en el bosque, que tiene una serpiente azul  gigante de mascota y que come todo lo que se encuentra. Si, soy un tipo horrible. Ya puedes ir a bucar al príncipe azul que te rescate.- Dijo con un simple gesto de indiferencia.
-Perdona, pero ¿no piensas ayudarme?¿Ni un poquito? Una indicación, una cama para pasar la noche, un poco de comida, ¿nada?-Preguntó ofendida.
-Nada. No me necesitas, te las has arreglado muy bien estos últimos dias.
-¿Como lo sabes?
-Te he estado observando.

domingo, 26 de enero de 2014

BOSQUE DE MEDIA NOCHE

Se estremeció. No había tenido muchos amigos pero nunca se había sentido tan sola. Se había perdido en un bosque de árboles frondosos que con sus hojas cubría hasta el trozo de cielo mas escondido. A penas veía sombras que se reían de ella a cada paso que daba. Tropezó. Calló sobre el suelo embarrado. Las lágrimas afloraron en sus ojos. Se sentía perdida, sola, únicamente quería sentarse y llorar. Llorar hasta que la última lágrima rodase por su mejilla hasta caer al vacío; pero sabía que no podía, no podía abandonar así. Tenía que seguir. No tenía mucho tiempo, eso lo sabía. Se levantó a duras penas. Tenía heridas y arañazos por brazos y piernas, iba con una capa verde musgo que le prtegía del fuerte viento. Su pelo negro se agitaba majestuosamente y sus manos sucias por la tierra se agarraban a ramas y troncos.
- Tengo que conseguirlo, solo necesito tiempo - pensó.
-"Pero no lo tienes"- dijo una vocecita en su cabeza. Sonaba suave y dulce pero al mismo tiempo amenazadora.
Estuvo a punto de caer con una de las raices del arbol al que se había agarrado con ambas manos. Se pegó a él con la ilusión de que le diese un poco de calor. Fue rechazada. Se arrodilló, se recogió hasta rodearse las piernas con los brazos.
Tardó unos minutos en conciliar el sueño. Cuando lo hizo se quedó así, con la cara sucia de barro y lágrimas entre las manos, con las piernas recojidas y tapadas por la capa y aterrada por las sombras que, aunque no veía, notaba su presencia. Así fue como se sumió en una pesadilla de terror.

Con la colaboración de Lucía Serra.

viernes, 24 de enero de 2014

TODO POR MURRAY

Hace cinco años el príncipe Ben fue en busca de un nuevo caballo que comprar. Era un joven muy apuesto, de pelo negro como el carbón y unos ojos verdes grandes y profundos. Era alto, delgado y fuerte y tenia la piel blanca y suave. Decidió entrar a preguntar a una panadería de por allí cerca.

- Hola, buenos días. Me gustaría saber donde hay un establo por aquí cerca… ¿Hola?- volvió a preguntar al ver que no había nadie.

-Oh! Disculpe, ya estoy aquí, ¿que desea?- Salió una mujer de la trastienda. Tenía que haber sido muy guapa en tiempos mejores, tenía cara cansada, caminaba fatigada y había bolsas bajo sus ojos. Era de pelo castaño recogido en un improvisado moño del que le caían dos greñas que le encuadraban el pálido rostro. Iba con un delantal manchado y unos zapatos de medio tacón desgastados.
Se quedó unos instantes mirándola.

-Hemm… Si, quería saber donde está el establo mas cercano desde aquí.- dijo con un poco de desespero.

-Bueno, si no te importa que te acompañe mi hija, ella se sabe muy bien el camino, ya que trabaja allí todas las mañanas…

-La verdad, me da igual, verá, tengo prisa y…

-¿Quien habla de mi?- le interrumpió una vocecita desde la trastienda.

Y salió. Una joven de pelo castaño y ojos grandes y grisáceos  le miraban desde la puertecita de madera.

-Valery, este es el príncipe, quiere que le acompañes al establo y le vendas un caballo.

-Claro, encantada.- dijo saliendo de detrás de la barra. Iba descalza con un vestido manchado de barro y pan.- Por aquí.

Fue saltando por todo el camino, las trenzas hechas a los lados de la cabeza le revoloteaban sin parar, lo cual al príncipe le pareció exasperante.

-¿Te importaría parar?-dijo levantado las manos hacia arriba para dar más sensación de desesperación.

-Perdona…-dijo ella poniéndose a su nivel- Es que no estoy acostumbrada a ir con gente de la realeza- estuvo a punto de hacer una exagerada reverencia que, a la gente de su rango, les habría hecho reír a carcajadas.
Cuando llegaron ella se puso detrás de la barra, se puso el sombrero de Bob, el dueño del local y puso voz grave cuando dijo:

-Buenos días, joven, ¿que desea hoy?
El príncipe se sintió ofendido. A él no le gustaban ese tipo de chistes.
-Quiero un caballo entrenado dispuesto a correr la distancia que haga falta. No debe tener ninguna lesión. Me lo llevare al Palacio donde será tratado de una manera especial.-Dijo con cierto aire de superioridad que a Valery le pareció insultante.

- Enseguida.- y se fue por unas puertas dobles verde sucio y descolorido por el tiempo.
Cuando volvía traía algo consigo. Un caballo. Un caballo blanco como la nieve.

-Este es Murray y tiene todas esas características que has dicho…

-Muy bien, gracias...
El príncipe ya se lo llevaba cuando ella se puso delante con los brazos hacia los lados.

-¿Donde vas principito? Puede que en tu palacio no, pero aquí se paga por lo que se compra ¿sabes?- le espetó.

-¿Pero… Como te atreves?-preguntó ofendido.
-Pues no se, pero lo que si se es que tienes que pagar si quieres el caballo.- dijo con toda seguridad-Estoy segura de que al dueño del caballo no le gustaría este comportamiento por tu pare, ¿verdad principito?

-Esta bien, ¿cuanto vale?

- Pues no se… Si vienes mañana Bob te lo dirá.-dijo pegando unos golpecitos de cariño al enorme caballo.

-¿Que? ¿Mañana? ¿Y me has hecho venir hasta aquí soportando tu horrible comportamiento para nada? Te he tenido que soportar durante todo el camino saltando y bailando, saludando a todo el mundo sin motivo y con esa manera tan estúpida de tararear. Solo eres una estúpida niña que no sabe nada de lo que es dirigirse al príncipe de esta ciudad.  - Se enfureció.

Ella se quedó pasmada, nadie la había gritado de esa manera.

- ¿A si? Pues tu solo eres un principito malcriado que no sabe ni andar solo por la calle, que no respeta a nadie y que te crees el rey del mundo. además, que sepas que me estoy conteniendo la bofetada que te mereces- Dijo sin contemplaciones- Ahora, si no vas a comprar ningún caballo, ya te puedes ir por donde has venido.


MONTAÑAS DE COLORES


Montañas de colores invaden mi mundo, donde leo, donde lloro, donde bailo. Donde descanso mi mente mientras vaga por mis montañas de colores soñando con no volver nunca donde las montañas solo son verdes, donde sola leo, donde a solas lloro y donde sin pareja bailo...