domingo, 16 de febrero de 2014

UNA NOCHE SIN PESADILLAS

Estaba cansada. Odiaba estar cansada. Se sentía debil y pensaba que, si en ese mismo instante le atacaban por la espalda, no tendría fuerzas para defenderse. Se levantó cuidadosamente y se dirigió al lago. La luna se reflejaba en el agua y el viento agitaba la arboleda. Se sentó en el borde. El lodo estaba frio pero no le importó.
-¿Tampoco puedes dormir?- la sobresaltó Kyle apoyado en un árbol cercano de donde estaba ella.
-No- le contestó.
Tras su discusión del otro dia su relación de confianza se había helado de nuevo.
-Oye- dijo Kyle separándose del árbol y acercándose a ella-,¿ que te pasa ahora?Estas cada vez màs rara. ¿Es por mi? ¿Te he hecho algo?
-No, es que... Este sitio me trae muy malos recuerdos, y... - dijo, sintiéndose algo avergonzada por no poder contarle toda la verdad.
-No, no es eso ¿verdad? Siempre te escondes en eso. Has creado un muro que te proteje del mundo, un mundo que lo único
que trata es de ayudarte. Y no te atreves a vivir, solo te acurrucas en tus recuerdos y sufres en silencio. Y yo, yo estoy aquí. No se si te has dado cuenta, pero estoy aquí avanzando hacia ti y cada paso que avanzo tu te alejas mil. Así ¿cóma quieres que te ayude? Entiendo tu situación, entiendo que tengas miedo. Pero no se como es posible que no te des cuenta. Estoy aquí, esperándote. Y tu tienes miedo. Pero... ¿A qué estas esperándo? Vive. Yo te puedo ayudar.
-Pero... Tú no lo entiendes...
-Si, claro que te entiendo- dijo arrodillándose junto a ella- estoy aquí. Puedes confiar en mi.
Y entonces lo soltó. Soltó todo lo que tenía, sus pensamientos, sus sonrisas más sinceras y sus lágrimas. Todas y cada una de sus lágrimas que le contaban todo su pasado, su sufrimiento, sus pesadillas, sus secretos. Él la escuchaba atentamente.
- ¿Te da miedo dormir?
Ella asintió.
-¿Quieres dormir conmigo?- le preguntó ruborizándose levemente.
Ella asintió de nuevo.
Caminaron en silencio hasta llegar al campamento donde dormían el resto del equipo. Su tumbaron el uno frente al otro. El la rodeó con sus brazos y ella se dejó llevar y dejó caer la cabeza en su pecho qur subía y bajaba regularmente.
No hablaron, pero los dos disfrutaron lo que no se podía disfrutar con palabras.

2 comentarios: