Estoy en mi habitación. Es blanca por todas partes, blancas las paredes, el techo, el suelo, las sábanas, las ventanas, las estanterías, la puerta... ¡TODO! Estoy sentado en la cama con las piernas cruzadas y lo evalúo todo con gran interés.
De pronto, unos golpecitos en la puerta me desconcentran. En seguida se abre y aparece mi psicóloga.
Al parecer, es la mujer que más entiende de "locos". Lo que no entiendo es por qué me trata a mí. ¡Yo no estoy loco!
Lo único que me pasa a mi es que tengo miedo.
-Buenos dias, Jack -dice entrando, haciendo pasar a su ayudante y cerrando la puerta con cuidado.
Es una mujer pequeña, rubia y con el pelo corto. Viste una falda beix que llega por debajo de las rodillas, también lleva una camisa blanca y una chaqueta gris. Además, en las manos sujeta un bolso del mismo estilo y unas carpetas y folios de informes de pacientes.
Detrás de ella viene una especie de aprendiz que anota todas las conversaciones. Este viste una bata blanca (¿¡Pero que le pasa a la gente con el blanco!?) y va con una libretita y un boli en el bolsillo.
-Hola -saludo yo, sin mucho entusiasmo.
-Bueno, vamos por donde lo dejamos la última vez... -me dice ya sentada en una silla que hay al lado de mi cama. El perrito faldero se sienta en otra un poco por detrás.
Busca algo en su carpeta con muchos apuntes y anotaciones.
-Bueno Jack, ya llevas aquí tres semanas y las clases empezarán la semana que viene. No debes quedarte atrasado - dice con una falsa sonrisa y creyendo que ha tenido gracia, para colmo, el otro sonríe como si se riese interiormente- Todos los días te levantarás a las nueve e irás a clase con la Srta. Florence. Comerás a las doce y media y tendrás clase a las cuatro y media conmigo. Terminará a las ocho en punto- dice con aire sofisticado -tendrás libres los viernes y los fines de semana.
Yo asiento lentamente.
-Deberíamos comenzar. Dime Jack, ¿Qué te pareció aquel hombre antes de saber como era realmente?
Lo malo de la psicóloga es que te hace recordar los peores momentos de tu vida para superarlos. Yo lo que intento es olvidarlos y empezar de nuevo, pero ella dice que para olvidar hay que superar.
No contesto. No sé que decir. Si le digo que desconfiaba de él pensará que progreso adecuadamente (aunque no sea lo que realmente hacía), pero si le digo que me parecía un "buen tío" creerá que estoy majara o algo parecido.
Así que lo único que hago es encogerme de hombros y poner cara de poker.
-Jack, tienes que contestarme -me dice con tono suave y dulce - Necesito saber más cosas de ti y de tu pasado. Si no dices nada no podemos ayudarte.
-Tengo... que ir al baño -digo intentando parecer lo más creible posible.
Yo vivo en el segundo piso de la residencia y en el baño hay una ventana que da justo a los jardines, la zona que más me gusta de este lugar.
-Bien, te espero -suspira cruzando las piernas y apoyándose en el respaldo de la silla que había al lado de mi cama.
Me levanto por el otro lado de la cama, cruzo la habitación y entro en el baño. Cierro la puerta con pestillo y me acerco a la ventana. La abro con cuidado. Cojo el taburete y me subo a él. Me siento en la ventana con las piernas colgando. Me impulso y caigo sobre el tejado del porche que da a los jardines. Voy resbalando sobre las tejas lentamente, para no hacer ruido. Al final hay un canal por el que pasa el agua cuando llueve. Me agarro a él con las manos y dejo caer el resto del cuerpo.
Por suerte es casi la hora de la cena y ningún paciente está en el porche. Me dejo caer y aterrizo sobre el césped. Salgo corriendo a esconderme detrás de un arbusto muy alto para evitar miradas indiscretas.
Al llegar, respiro profundamente. Son ya las ocho y acaban de regar. El aire es fresco y se respira el aroma a jazmin y a rosas. El tacto también es maravilloso, se nota cada gotita de rocío en las diminutas hojas de los arbustos.
Se que no está bien lo que estoy haciendo, pero aún así, disfrutar esto es lo mejor que me ha pasado en la vida, aúnque sean menos de diez minutos. La verdad, ahora que lo pienso, la psicóloga no tardará en darse cuenta de que el baño está vacío, y ¿quien sabe lo que hará entonces? Llamará a los de seguridad, me buscará por todas partes,... ¡Y cuando me encuentre!... No quiero ni pensarlo: Me castigará sin postre durante un més, me pondrá rejas en todas las ventanas, me cambiará de habitación a una sin salidas... En cualquier caso... Cualquier castigo será horrible.
lunes, 16 de junio de 2014
JACK (||)
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Cualquier castigo será... Nunca he entendido los castigos no sirven para nada si a caso para hacerte peor. Pero Jack no parece muy asustado y tampoco le da miedo la situación, incluso diría que prefiere estar ahí en esa institución que por la calles a merced de cualquier desalmado. ¿volerá a ese mundo "blanco" o escapará de él?
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