Nada más levantarse puso música en toda la casa, desayunó unos cereales caducados, y se fue a la ducha. En la casa olía a humedad, las paredes eran de un color verde enmohecido y los muebles estaban desgastados. El agua siempre estaba fría pero ya se había acostumbrado y no le molestaba.
Al acabar se puso ropa interior negra y se secó y peinó el largo pelo negro. Se hizo una oscura raya por debajo y encima de los ojos y se puso rimel en las pestañas. Se vistió con un pantalón corto azul claro y una camiseta de tirantes de la bandera de Estados Unidos y debajo un top negro.
Bajó por las sucias y estrechas escaleras que daban a un gran portal. Al salir los rayos del sol iluminaron su rostro.
Eran ya casi las once y media y había quedado con su pandilla en El Callejón.
Mientras caminaba hacia allí se encontró con Pamela, una chica de su edad de color de piel como el ébano que vestía un top morado y unos vaqueros ajustados.
-Ei! ¿Qué pasa tía? ¿Vas a El Callejón? Yo también. He oído que hay reunión. Ya verás en que lío nos ha metido ese cabrón de Samuel... -dijo Pamela mientras masticaba chicle.
-Si tía, tienes razón ese es más capullo... No se por qué lo elegimos jefe de grupo... Seguramente querrá que le limpiemos el coche o...-le dijo ella mientras asentía con la cabeza.
-O puede que vaya a pedirte que volvaís- le interrumpió.
-No- dijo poniéndose seria-. Ya se que no le sentó bien que le dejara pero no pienso volver a pasar por lo que pasé... Además... Eso ya es agua pasada.
lunes, 24 de febrero de 2014
EL CALLEJÓN
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Esta historia también te deja con la pregunta ¿qué pasó?
ResponderEliminar