Estaba sentada en una roca mientras comía algo de carne. Él se le acercó por detrás. Un pequeña rama crujió y ella se giró tensa y sobresaltada.
-Ah, eres tu. Me has asustado.
-Ya... Bueno... Lo siento.
-No, no pasa nada - dijo con sinceridad. Él se sintió tan mal, que tuvo ganas de vomitar.
Ella ahora confiaba en él y no le iba a gustar demasiado lo que le iba a decir.
-Bueno... ¿Te acuerdas de lo que me digiste ayer? ¿Lo de que podía volver?
Ella se puso seria de pronto y todo el color de la piel de la cara pareció huir de pronto.
-Si. Me acuerdo.
-Pues quería que supieses que ya lo he decidido.
Ella esperó un poco, pero como no prosiguió, decidió que lo haría ella.
-Bien. Pues dime, ¿qué has decidido?
-He decidido... que me voy.
Él no se había sentado en ningún momento. Ella no dijo nada. Sencillamente se limitó a mirarlo desde abajo y con la mirada suplicarle que se quedara con ella. En cambió la cabeza le hizo decir y demostrar lo contrario. Su gesto de la cara se endureció y sus manos se apretaron en puños.
Sus ojos transmitían ese dolor y sufrimiento que estaba sintiendo y que ella misma sabía que no dejaría de sufrir nunca.
Se levantó y lo miró duramente.
-Si es esa tu decisión, te irás mañana al amanecer. Algún dragón llevará.
-Gracias.
-No me las des. Has sido tú quien ha tomado esa decisión.
-¿Y tú que vas a hacer cuando yo me marche? - preguntó temiéndose lo peor.
-Lo de siempre - le dijo sin temer su respuesta.
-Oye, no tienes que guardarme rencor, ¿vale? - dijo cuando le vio los ojos llorosos. La retuvo y la cogió por los brazos - No te preocupes, lo que yo siento por ti no ha cambiado y no va a cambiar nunca.
Se miraban a los ojos. Ella tuvo que apartar la mirada para que no viera las lágrimas correr por su rostro.
Él la abrazó con fuerza y ella se dejó abrazar. La verdad es que lo necesitaban los dos. Se necesitaban el uno al otro. Cuando se separaron ella recuperó la compostura, se secó las mejillas y se tranquilizó un poco.
-¿Mejor? - le preguntó.
Ella asintió.
-Espero... que te valla bien.
Le dio un pequeño y suave beso sobre la mejilla.
Después lo miró a los ojos y le dijo:
-Puede que algún dia volvamos a vernos.
Y entonces se fue corriendo. Avan no supo dónde.
Al dia siguiente él se marchó y ella no fue a despedirse.
¡Qué pena!, ¿no?
ResponderEliminar¿ Y a dónde irá? Parece que todo el mundo busca algo en algún lugar que no es en el que se encuentra.
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