sábado, 8 de febrero de 2014

LA ERA DE LOS SUEÑOS

Anne es una joven de 17 años, que vive con su madre, su padre y su hermana Elsa de 9 años en Esmeralda, no la ciudad Esmeralda donde habita el Mago de Oz, sino la ciudad que se sitúa en la frontera de Noruega.
-Vale. ¿Dónde nos quedamos?- preguntó acomodándose junto a su hermana. La cama era muy estrecha para las dos.
-Por lo de que vas por las noches a un mundo raro y no sé qué...
-¡Ah! Si, es verdad. Como ya sabes, voy cada noche a un mundo mágico llamado La era de los Sueños. Allí escalo por los árboles que hablan que me dan consejos. Y allí tengo un dragón de mascota. Se llama Doppelgänger y es enorme pero muy bueno. También estoy mucho con las sirenas y tritones, con las hadas y los duendes, con las ninfas y los gnomos, con los unicornios y los pegasos, con los minotauros y los centauros,... También subo al Olimpo de vez en cuando y saludo a Zeus, a Hera, a Hades, y a los que me encuentre por allí.
-¿ Y conoces a algún hada?-preguntó emocionada Elsa.
-Claro. Me invitan a cada fiesta que celebran, sea por lo que sea.
- Bueno pequeñas, a dormir- Les interrumpió su madre.
-¡Pero mamá!-gritó Elsa.
-Venga que ya es muy tarde.
- Buenas noches Anne- dijo la pequeña.
-Oye cariño, ¿por qué le dices todas esas cosas? Así tardará más en madurar... Y en cuanto se dé cuenta de que todo es mentira...
- Sí, vale. Buenas noches mamá.
Cerró la puerta suavemente. Abrió la ventana y se sentó en el borde dejando las piernas colgando hacia fuera. Una fuerte brisa la agitó y cayó a un tornado de aire, que arrastraba polvo y hojas de los árboles. De su espalda brotaron dos grandes alas y su pijama y sus zapatillas de ir por casa desaparecieron. Un bonito vestido azul cielo se fue cosiendo envolviendo el desnudo cuerpo de la joven. Ella se dejaba llevar sobre esa marea de viento que la arruyaba como tantas noches atrás. Tras perder el sentido en mitad del viaje, volvió en sí con un leve aleteo. Estaba tumbada sobre algo grande escamoso y que no paraba de moverse. Algo adormilada todavía, dijo en un susurro:
-Hola Doppelgänger.

Para mi hermana.

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