lunes, 22 de septiembre de 2014

VALERIA

Estaba dolorida y cansada, apenas podía moverse, pero ya estaba fuera. Ya podía relajarse.
En seguida se la mostraron. No hizo nada. No podía llorar, ni reír, no podía moverse, estaba inmóvil, apenas podría haber hablado si lo hubiese intentado y no habría podido moverse si hubiese hecho algún movimiento. Estaba paralizada. La miraba fijamente.

Mientras la tenía dentro, no se lo había planteado, estaba ocupada con otras cosas: pensaba en el parto, en su habitación, en cuándo volvería a trabajar,... Pero no se había planteado como sería la primera vez que la viera.
Estaba totalmente en shock.

Ahora solo pensaba en cómo la cuidaría, en la sonrisa con la que la recibiría todas las mañanas, en cómo la miraría al dormirla en sus brazos, en cómo la vería crecer todos los días.

Él tambien estaba allí, aunque ahora solo pensaba en su hija, sabía que el también estaría con ella todos los dias.
Él la mimará, le dará de comer, le hará sonreir cuando llore, la bañará y la arropará entre las mantas cuando haga frío, ...
La acababan de poner en sus brazos, y sabía que la había reconocido, ahora se la veía cómoda, seguía llorando, pero ya no era de desesperación, solo lloraba para decir: "¡Ya estoy aquí!".

Era tan pequeña... Tan frágil...
La quería, y la querría siempre, aunque peleasen, aunque discutiesen, pasara lo que pasara, se necesitarían la una a la otra.

Pasarían los años y seguirían juntas. La vería jugar con sus amigas, la vería estudiar y hacer deberes, la vería en sus buenos momentos, en los malos, en los divertidos y los aburridos. La consolará cuando llore, la abrazará cuando lo necesite, la animará cuando tenga problemas, la respetará cuando se lo pida, ella sabe que lo hará.
Forman una maravillosa familia, se complementan entre ellos, se respetan, se quieren,...

Pronto se la llevaron, pero ella seguía contenta, a pesar del dolor, a pesar del sufrimiento, ella podía, facilmente, ser la persona más feliz del mundo.

♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥♡♥

Para Valeria.
Apenas te conocemos y ya te queremos todos.

jueves, 24 de julio de 2014

MICRORRELATO GANADOR DEL CONCURSO DEL IES BENLLIURE

 LA PRUEBA
 
Mi jefe tenía una nueva misión para mí por la que me iban a pagar mucho dinero. El problema era que la nueva tendría que ser mi compañera. Al ser aceptada hacía poco no sabía muy bien de qué iba todo esto y sería yo quien le enseñaría.
Teníamos que espiar a la mayor ladrona de bancos de la historia. Era mayor, pero siendo espía no puedes fiarte de nadie.
La seguimos durante horas, disimulando pasear, cambiándonos de vestuario, con pelucas, con gafas, juntas, separadas, ...                                                                                                                          
Tras ver que no hacía nada sospechoso llamamos al jefe, pero no lo cogió. Entonces vimos que la mujer se dirigía hacia nosotras y nos escondimos lo más rápido posible, pero ya nos había visto. Sus ojos se clavaron en nosotras y comprendí que mis días como espía acabarían pronto. Lo más sorprendente fue cuando dijo:
-Habéis superado la prueba.



martes, 8 de julio de 2014

ELLA Y ÉL: EL CUMPLE DE BILLY

Al terminar la primera clase, ella salía a su taquilla a por los libros de ciencias y lengua, las dos siguientes clases. Pasaba por la puerta justo cuando, al mismo tiempo, un chico con gorra y capucha pasaba por su lado y la empujaba hacia un lado golpeándose el hombro derecho contra el marco de la puerta.
Con el golpe y una mueca de dolor, gritó debilmente.
-Perdona - se precipitó el chico - ¿Estás bien? - la cogió por los hombros.
-Emm... Si, creo que estoy bien - dijo ella sonrrojándose.
Entonces pudo mirarlo bien. Era un chico joven, de piel blanca y pelo castaño claro, o eso le pareció ver, ya que la gorra tapaba la mayoría  de su pelo. Tenía los ojos marrones, o al menos eso le pareció a ella, porque la gorra le tapaba los ojos de la luz y no pudo verlos bien.
El también se quedó mirándola.
Entonces,  Annie se sonrrojó sin remedio y apartó la mirada.
-Lo siento mucho - al fin reaccionó - de verdad.
-No importa, tranquilo. No ha sido nada.
-Bien. Me alegro.
Intercambiaron un par de sonrisas más y cada uno siguió su camino.

                                                       *   *   *

Tras dos horas más de aburridas clases, pudieron salir al patio. Dos minutos antes, los pasillos se llenaban de una masa de alumnos que avanzaba en una misma dirección.
Annie, que avanzaba en dirección contraria entre la multitud, chocó contra alguien y salió disparada hacia el chico de la gorra. Este estaba apoyado en una de las taquillas cercanas a la suya un poco más hacia la derecha.
No la vio venir hasta que no la tuvo casi encima.
Ella cerró los ojos justo cuando chocaba contra él. Este la agarró para que no cayese al suelo y su gorra salió disparada hacia la derecha y después cayó al suelo.
Entonces Annie pudo levantar la mirada y verle la cara. Era él. El chico con el que había chocado antes. La gorra ya no estaba en su cabeza y pudo dejar su pelo a la vista. Per ella no miraba el pelo. Miraba los maravillosos ojos del chico. Eran de un color verde oscuro, casi grisaceo; eran mucho más bonitos de lo que le parecieron antes.
-Vaya... Hoy no paramos de chocarnos... - dijo el chico, y ella pareció despertar de pronto.
Se quedaron mirándose a los ojos, el uno del otro.
-Heeyy!! - exclamó un chico alto y rubio,interrumpiéndolos y haciéndolos despertar como si de un sueño se tratara - ¿Qué ha pasado, Peter? ¿Ya te has echado nueva novia?¿No estabas tan jodido por lo de la otra? - preguntó guiñándole el ojo a Annie.
-Eeeh... No, yo no... - se apresuró a decir ella.
-No somos pareja - respondió Peter por ella, Estaba muy serio. No parecía hacerle mucha gracia que le dijeran aquello -  solo somos amigos.
Amigos tampoco era la palabra, habían hablado dos veces en su vida, pero decir "no, es la primera vez que hablo con ella" tampoco habría sonado muy creíble.
-Bueno... - dijo el chico poco convencido - En cualquier caso, quería decirte que mi cumpleaños es este sábado y te quería invitar a ti y a tu amiguita a las seis a tomar un helado en La Heladería De Ben...Tiene que venir ella, acuérdate. - repitió señalándola.
-Vale, Billy... - respondió Peter, y de pronto pareció mucho más mayor de lo que era.
Cuando el llamado Billy se hubo marchado, Annie pudo darse cuenta de que seguían abrazados. Él, que había seguido con la mirada a Billy, también se dio cuenta y la miró un poco extrañado.
-Oh, perdona - se disculpó Annie separándose de él bruscamente.
-¿Querrás ir a lo de Billy? - le preguntó Peter dubitativo.
-Bueno... Puede que sea divertido... - preguntó con una media sonrisa traviesa.
-Menos mal, porque como no vaya con una chica no dejará que me siente en la misma mesa que él.
Entonces los dos se echaron a reír.
-Iré a recogerte a tu casa sobre las cinco y media ¿vale? - cambió de tema Peter - Te doy mi teléfono y me mandas la dirección por WhatsApp. Si me das un papel...
-Tengo una libreta en mi taquilla - le invitó.
Caminaron un par de metros y cuando Annie fue a abrir el candado se dio cuenta de que le temblaban las manos. Se preguntó por qué sería. Cuando sacó la libreta, arrancó un trozo y se lo dio a Peter que la observaba con curiosidad. También le dio un bolígrafo y este empezó a escribir apoyado en la taquilla de al lado.
Lo miró. El primer día le llamó la atención ese chico. No supo exactamente que pasó, ahora solo sabe que desde que pasó nada volvió a ser como antes. Era extraño. No sabía por qué pero no quería que acabase ese momento. No quería quedarse sola de nuevo. Había sido la primera persona con la que había tenido una conversación de dos frases y se habían entendido a la perfección.
-Ya está, toma - se lo ofreció y ella lo cogió con una sonrisa un poco forzada. Ella no miró el papel, se conformó con mirar los cálidos ojos del chico.
-Gracias - dijo sin parar de mirarlo. Cerró la taquilla de un golpe seco y se guardó el papelito en uno de los bolsillos del pantalón - Bueno, nos vemos el sábado, ¿no?
-Pero podremos vernos antes... ¿verdad? - preguntó Peter burlonamente.
Y con la más sincera de sus sonrisas, ella contestó:
-Claro.

domingo, 6 de julio de 2014

UN BOSQUE MÁGICO (||)

Y ahí estaba yo, delante de la boca del túnel. No sabía que hacer. ¿Y si no había salida?
Muchas preguntas acudieron a mi mente, pero solo una quedó grabada: ¿Que habrá al final?
Intenté ser sensata, pero las ganas y la curiosidad me hicieron ser imparcial. Antes de cometer el error de adentrarme en un túnel a oscuras, me hice una antorcha (con la que tardé más de cuarenta minutos en hacer aparecer la primera llama).
Así que sin pensármelo más, agarré mi cesta con fuerza y me adentré en él.
Ya estaba dentro. El sonido de miles de ramas crujiendo me hizo girarme a mirar por donde había venido. Esperaba ver el claro azul del cielo. Pero lo único que me dio tiempo a ver fue todas las ramas de los árboles moviéndose como serpientes uniéndose y entrelazándose y así formando una pared que me separaba del resto del mundo.
Entonces tuve tanto miedo que cuando me giré y empezé a caminar lentamente, sentí mis huesos atrofiados y las articulaciones oxidadas, como si llevase años sin moverme.
De pronto, un cántico de una voz femenina me sorprendió. Era una voz suave y dulce, como un susurro. No entendía lo que decía, hablaba en un extraño idioma inintelegible. Y sin que yo me lo esperase, una ráfaga de viento apagó mi antorcha. Me quedé paralizada. La voz aquella seguía cantando. Al ver que ya no me servía, tiré la antorcha al suelo. Continué caminando a tientas un par de minutos más, minutos que se me hicieron eternos.
Entonces, la voz se detuvo y dejó de cantar de golpe. Tras unos segundos, pude ver un punto de luz en la lejanía. Poco después eché a correr hacia él.
Me di cuenta de que el túnel se hacía cada vez más pequeño y tenía que avanzar más agachada. Estaba agotada y quería parar. Miré las ojas del suelo. Eran de color marrón y estaban secas. ¿Cómo era posible? Cuando entré en el túnel era pleno Agosto. Y ahora las ojas tenían el aspecto de ser de Octubre más o menos. La primera pregunta que me vino a la mente fue: ¿Cuánto tiempo llevo aquí dentro?
No es que me imaginase ser como Alicia de Alicia en el País de Las Maravillas, pero pensé que al otro lado del túnel tenía que haber algo mágico. Porque mi instinto de niña pequeña que cree en todo tipo de historias y leyendas me dijo que algo aguardaba, con paciencia, mi llegada.
Ya casi no cabía de pie y me puse a avanzar "como un perrito" como decía mi madre, pero, al cabo de un rato, las rodillas y las manos me escocían del roce contra las ojas secas del suelo y la tierra que había debajo.
Estaba cansada, me dolían las rodillas y solo veía un punto de luz. Me planteé volver atrás.
Pero luego recapacité. Si volvía todo el esfuerzo habría sido en vano. Y tendría que pasar por lo mismo otra vez.
Así que saqué fuerzas de donde no las tenía y empezé a reptar de nuevo.
No sé cuanto pasó hasta que pude volver a ponerme en pie. Pero ahora ya cabía sin necesidad de arrastrarme y eso era buena señal.
Además la salida ya estaba mucho más cerca ahora.

UN BOSQUE MÁGICO

Yo siempre supe de su existencia. Al principio no me lo creía y fuí a contarselo a todo el mundo. Después de varios intentos y de que todos me tomaran por loca, me di cuenta de que eso era algo entre ellos y yo, y que nadie más debia saberlo.
Todo empezó hace dos años:
Yo me levanté temprano como todas las mañanas; fu al pueblo y le compré a un anciano una mula que él ya no podía mantener.
Así que, para que mis padres se enorgullecieran de mi, fui a la parte trasera de mi casa y con unos cuantos pozales de agua que había recogido del pozo hacía unos cuantos días, empecé a lavarla. También la alimenté y le di un poco de cariño, porque mi madre decía que cuanto más se cuida a un animal mejor trabajo, o mejor alimento nos daría.
Así se me fue toda la mañana.
Comí unos trocitos de pan que mi madre había dejado encima de la mesa de la cocina antes de ir al mercado a vender un par de gallinas. Después de jugar un poquito con mi muñeca de trapo, decidí ir a por unas setas al bosque.
Cuentan las leyendas que cualquiera que se perdiera allí no encontraría la salida nunca, ya que los seres magníficos se lo impedirían por toda la eternidad. También dicen que cualquiera que viese a un hada quedaría cegado por su maravillosa belleza y podría llegar a la locura. O que quien tocara una escama de dragón tendría dinero para siempre.
Mi madre dice que me volveré loca si creo en ese tipo de cosas, pero no me importa.
A veces sueño con que me hago amiga de un hada, que vuelo a lomos de un dragón y que una sirena me enseña a nadar.
Me adentré poco a poco, comprobando que cada seta que metía en mi cesta no era venenosa. Y sin darme cuenta, aparecí ante un tunel hecho de hojas, troncos de árboles, raices que se elevaban y se entrelazaban entre ellas, etc.
Mi padre siempre decía que vivía en las nubes, que tenía que bajar a la tierra y centrarme en mi deber.
Es verdad que a mi siempre me ha gustado soñar y jugar a vivir grandes aventuras, sin darme  cuenta de que la gran aventura que esperaba ... Estaba a punto de comenzar.

martes, 1 de julio de 2014

LUNES (||)

Tras salir de casa de Tomy, nos dirijimos a mi casa.
Vamos por una callejuela, no muy grande. En esa calle hay unas cuantas casas, un bar solitario, una frutería y el taller de bicis de Nicholas.
Al pasar por delante entramos a saludar.
Es un establecimiento pequeño, lleno de piezas de bicis de distintos colores y formas por todas partes: en la mesa en las paredes, tiradas por el suelo,...
Manchado de grasa y sudoroso está Nicholas en medio de una operación a una de sus bicis.
-¿Qué hay?, Nicholas - dice Tomy alegre de ver de nuevo a su hermano.
-¡¿Qué pasa?, hermano! - exclama abriendo los brazos.
Entonces se le puede ver bien: es un hombre alto y delgado, lleva barba de unos cuantos dias y se ha recogido las rastas en una coleta detrás de la cabeza. Lleva una camisa blanca ancha y sucia, de manga larga, de manera que no se le ven sus musculosos brazos. Pero no solo es fuerte por fuera, sino también por dentro.
Tiene un corazón muy fuerte, pero al mismo tiempo muy dolorido.
-¿Cuánto tiempo hace que no nos vemos? - me pregunta a mi.
-Pues no se... Unas semanas. ¿Tanto me has echado de menos? - le digo siguiéndole el rollo.
Entonces me hace un gesto y yo me uno al abrazo y nos echamos todos a reir.
-¿Qué tal está mamá? - le pregunta a Tomy.
Cada vez que vamos a verle nos pregunta por su madre. Es muy duro ese tema para todos, incluso para él.
-Bien... Embarazada... -Responde Tomy con tímidez y descarado al mismo tiempo.
-¿Otra vez? - se extraña Nicholas -¿Cuántos lleva ya?
-Cinco chicos y tres chicas. Bueno, cuatro. Está embarazada de una nena - digo yo, entrometiéndome en la conversación.
Nicholas lleva dos años sin hablar con su madre. A ella parece que no le importa nada, pero Nicholas... Nicholas cogió una depresión muy fuerte el año pasado. Por suerte Charlotte, su novia, lo cuidó y no se alejó de él en los peores momentos además lo estuvo llevando al psicólogo y al final salió, con dificultad, pero lo hizo. También intentó que Sarah (madre) entrara en razón y se diera cuenta de que no lo estaba haciendo bien, pero ella se mantuvo en su posición y no quiso ver lo mal que estaba su hijo y parece que tampoco le gusta como es. Nicholas se culpa de que ya no le hable.
Además vive en casa de los padres de Charlotte, que lo acogieron con cariño y cuando hay mucho trabajo duerme en una habitación de la trastienda.
- ¡Buah! Y pensar que no la voy a conocer nunca... -dice para sí y volviendo al trabajo.
De pronto se hace un silencio muy incómodo.
-Bueno... Y...¿Qué tal está Charlotte?- pregunta Tomy para romper el hielo.
-Bien, trabajando. Está estudiando para psicóloga y ahora está de prácticas en uno de por aquí cerca. Estará de camino.
-Vaya, me alegro mucho -digo yo.
-De hecho... Si no me equivoco, es esa que viene por allí - dice entrecerrando los ojos para ver mejor. Hace mucho sol.
Los tres nos asomamos y... en efecto. Es ella. A lo lejos se ve a una chica rubia, con ropa muy moderna que lleva unas bolsas de la compra en las manos.
Nos saluda con la mano y se acerca rapidamente.
Al llegar deja las bolsas en la mesa y nos saluda a Tomy y a mí. Después corre a por Nicholas y salta a sus brazos. Este la coge en el aire y la levanta rn volandas para reunirse en un fuerte abrazo. Así juntitos, siento que me derrito por dentro de las ganas que tengo de poder hacer eso alguna vez. Tras unos segundos se separan y juntan los labios a modo de saludo. Después dice:
-Bueno, ¿nos vamos?
-Claro. Recojo esto y voy.
                                                      *   *   *  
Estamos en el ascensor. Odio los ascensores. Tengo claustrofobia, pero Tomy dice que para superarla tengo que hacerlo mil veces (yo siempre subo por las escaleras, aunque viva en un sexto piso).
Llegamos y lo primero que hace Tomy es dejar la mochila en el suelo, quitarse las zapatillas y tumbarse en el sofá.
Poco después la comida tailandesa está pedida y solo nos queda esperar a que la traigan.
-Oye, ¿conoces a Lauren? - me pregunta de repente Tomy.
-¿A Lauren?
Asiente con la cabeza.
-Claro. Está sentada a mi lado en clase de dibujo. ¿Por?
-No, por nada.
-¿Por nada? - digo con una sorisa malévola.
-¡Por nada!

sábado, 28 de junio de 2014

LUNES

Lunes, 27 Enero de 2015
Después de vestirme y arreglarme para iniciar un lunes cualquiera, empieza mi rutina de desayunar cereales con leche fría o alguna barrita energética. Como mi hermano se levanta una hora después, mi madre duerme hasta el mediodía (que es cuando empieza a trabajar) y mi padre madruga más que yo, me toca desayunar sola. Lo bueno es que mi querido amigo Willy me acompaña. Es mi hurón.
Me lo regaló el hijo mayor de los Szarrell, Nicholas Szarrell Moon. Tiene un taller de bicis. Me regaló una por mi cumpleaños del año pasado y este me regaló a Willy.
Tras salir de casa con la mochila a cuestas y empezar a caminar, suelo encontrarme con Tom, Tomy para los amigos (yo). Es uno de los hermanos de Nicholas.
Es mi mejor amigo. Es un chico de la misma estatura que yo, tiene el pelo moreno rizado y los ojos negros. Adora los comics y las pelis de ciencia-ficción. Odia las clases de gimnasia y las canciones de amor.
La verdad... Se parece bastante a mi.
-¡Hola Tomy! - saludo simpáticamente.
-¿Qué hay? - pregunta a modo de saludo.
Va con un libro abierto en las manos. Entonces pregunto:
-¿Qué llevas ahí?
-¿No te has enterado? Lo pusieron por el grupo de WatshApp. El profe de biología le dijo a Katya que probablemente habría examen el lunes -Me quedo con la misma cara - ¡hoy es lunes! - me grita para "despertarme".
-¡¿Qué?!
          
                                                      *   *   *
Resulta que después de hacerme chuletas en los brazos y en las manos, no había examen. En realidad era una broma para Tomy.
Los graciosos de los "guays" se dedican a gastar bromas pesadas de ese tipo a la gente "no guay".
Pobre Tomy, después de haber estudiado todo el fin de semana, no había examen.
                                                      *   *   *
Normalmente al salir del insti vamos Tomy y yo a mi casa a comer porque en su casa está toda su familia y en la mia no hay nadie.
Esta vez al salir de clase de biología (la última del día), Tomy ha ido corriendo al vestuario de chicos del gimnasio. Yo he corrido detrás de él.
Antes de entrar he comprobado que no había nadie alrededor ni dentro y he entrado.
Ahí dentro apesta a calcetines sucios y a sudor de chico.
Por lo que veo, se ha metido dentro de los baños.
-¿Tomy? - pregunto poniendo a prueba al silencioso de Tomy.
Siempre ha tenido un problema con lo del silencio. Desde que lo conozco es la persona más patosa con la que estado nunca, y eso que lo conozo mucho y desde hace mucho.
-¡Tomy! - grito irritada. Tras esperar unos segundos me doy cuenta de que no va a salir así por las buenas. Entonces me desespero - ¡Tom Szarrell Moon, más te vale salir antes de que yo misma entre a buscarte!
Entonces una de las puertas se abre despacio y entiendo que le ha fastidiado mucho lo del examen.
Dejo caer la mochila, suspiro y me acerco a él.
-Ven aquí - digo abrazándolo y apretujándolo entre mis brazos - la próxima vez que digan algo por el grupo pregunta a alguien que realmente lo sepa. ¿Vale? - no se le ve muy convencido así que tengo que hacer algo para que esté de buen humor - Mira, se que ahora estás mal, es normal. Pero piensa que cuando realmente haya un examen tu ya te lo sabrás y solo tendrás que repasarlo un par de veces y ellos se lo tendrán que estudiar todo por primera vez.
-Además seguro que ni saben que hay examen - dice con un poco más de ánimo.
Entonces yo me hecho a reír, recojo la mochila del suelo, le rodeo los hombros con el brazo y caminamos juntos hasta llegar al portal de su casa.
Siempre paramos allí porque tiene que recoger las llaves de su casa. Lo que pasa es que no se atreve a llevárselas al instituto porque le da miedo que alguien se las robe y pueda entrar a su casa.
Además dice que su madre lo tiene amenazado diciéndole que si las pierde o se las roban tendrá que pagar la nueva cerradura de la puerta y no tendrá nuevas llaves hasta los veinte.
Vive en una casa grande pero se hace pequeña al estar dentro. Esto pasa porque en ella viven sus padres, él y sus siete hermanos (Nicholas vive en la trastienda de su taller).
El primero es Nicholas, con veintiun años, después está Sarah, con dieciocho, dos años después nació Tom, ahora con dieciséis años, más tarde nacieron: Mike con trece, Anna con nueve, Mandy con seis, Alfred con tres y Charlie con uno. Además Sarah (madre), está embarazada de nuevo. (La llamamos así para diferenciarla de la hija. Esa manía que tiene algunos padres de repetir sus nombres con sus hijos me parece absurda).
Nicholas (padre), siempre se queja de que son demasiados y Sarah (madre) siempre dice que este será el último, pero desde que yo la conozco dice eso esté embarazada del que esté embarazada.
Cuando entramos en su casa están todos los pequeños allí revoloteando por toda la casa.
Nicholas (padre) está preparando la comida y Sarah (madre) les da de comer a Alfred y a Charlie. Está todo hecho un desastre, pero me gusta esa casa igualmente. Está desordenada pero siempre encuentran las cosas. La mia está tan ordenada que nunca encuentro nada.